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MÉRIDA, Yuc., 23 de febrero de 2021.- Mérida es la ciudad con la segunda zona más extensa de monumentos históricos en el país, cuya área de ocho mil 795 kilómetros cuadrados comprende 659 manzanas, albergando a más de tres mil 900 edificios construidos entre los siglos XVI y XIX, por lo que urge que las autoridades municipales presten atención a a los que presentan un notable deterioro y riesgo de derrumbe, señaló la Asociación Yucateca de Especialistas en Restauración y Conservación del Patrimonio Edificado (AYERAC), a través de un comunicado dirigido a Quadratín Yucatán.
En el documento, la asociación añade que tan solo en el centro histórico de la ciudad, existen al menos tres mil 906 edificios con valor histórico construidos entre los siglos XVI al XIX, así como 16 plazas y jardines.
Además, Mérida también cuenta con un conjunto de zonas de patrimonio cultural establecidas por el Ayuntamiento en el Decreto de 2007, para las cuales existe un Reglamento y una normativa a fin de procurar su conservación, entre las que se encuentran las ex haciendas conurbadas a la ciudad, como es el caso de Chenkú, cuya edificación sufrió un derrumbe en días recientes.
AYERAC precisó que el reciente derrumbe de parte de uno de los edificios que formaron parte de dicha hacienda, obliga a reflexionar con respecto a los edificios históricos en abandono y con riesgo de derrumbe, que con frecuencia se encuentran en esa condición, propiciado por los mismos propietarios.
En el caso de las edificaciones que aún se conservan y que formaron parte de la hacienda Chenkú, la Asociación lamentó que los propietarios hayan desarrollado durante el 2020, un trabajo de demolición que fue suspendido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “de lo cual entendemos existe un proceso jurídico hasta la fecha”, para que el responsable reconstruya lo afectado en la antigua construcción.
“Aquí es importante convocar la participación de la autoridad, toda vez que el acto de mantener por años un edificio en abandono es posible sea sancionado, por que implica un riesgo a la ciudadanía, y con base en ello, se puede incentivar desde un escenario legal, a que el propietario procure su mantenimiento”.
Los especialistas en restauración apuntan que uno de los factores por los cuales los dueños permiten su deterioro, se da al no poder desarrollar proyectos con usos de suelo y modificaciones que afectarían las características patrimoniales del inmueble: “prefieren propiciar su derrumbe o deterioro para justiciar una demolición y poder cumplir de tal modo, su objetivo”.
Otro aspecto de suma importancia es que con frecuencia no se tienen los dictámenes con la precisión técnica y desde el conocimiento de un especialista, para referir los deterioros y las acciones que lleven a la restauración de un edificio, incluso desde instancias como Protección Civil.
“Con frecuencia incluso se ha referido en partes oficiales o en notas de prensa, la necesidad de demoler algún edificio, que es totalmente recuperable”.
En ese sentido, AYERAC recordó que la única autoridad facultada para abordar un dictamen de un edificio con valor histórico es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pudiendo actuar en coadyuvancia algunas Universidades, así como agrupaciones de especialistas en restauración y conservación legalmente conformadas.
Aunque desconocen la cantidad de inmuebles que pudieran estar en riesgo de colapso en la capital yucateca, precisaron que hasta hace un par de años se hablaba de alrededor de veinte edificios en las calles del centro históricos o zona de monumentos históricos.
“Lo cierto es que, ante las condiciones generadas por el Covid 19, es notorio el abandono y deterioro en varios edificios representativos para la ciudad de Mérida y su patrimonio, que se encuentra en manos de particulares”.
Entre estas construcciones en riesgo, AYERAC citó el caso de la Casa del Fraile sin Cabeza o Casa del Cucal Kin, sobre la calle 64 del centro de la ciudad, o el edificio que da nombre a la Esquina del Elefante, que debido al “eterno abandono” pierde fuerzas sobre la calle 65: “en ambos casos, es urgente que la autoridad municipal se dé a la tarea de convocar y coordinarse con los propietarios para encaminar acciones a trabajos de restauración, de forma conjunta”.
Finalmente, AYERAC recuerda que por sus características, estos inmuebles están condicionados por normativa, en los posibles usos y en las adecuaciones que se pudieran hacer, para evitar afectaciones en sus valores arquitectónicos, ya que cualquier modificación incorrecta afectaría no solo los valores arquitectónicos, sino la estructura y estabilidad del edificio.
“Lo correcto es acudir y contratar los servicios de arquitectos y otros profesionistas con conocimiento y formación en restauración y temas de patrimonio, con la finalidad de poder presentar proyectos que sean compatibles en el uso y en las adecuaciones con las características del edificio”.