Clavadista Randal Willars se fortalece con miras al ciclo olímpico
MÉRIDA, Yuc. 2 de marzo de 2021.- La mañana del 12 de febrero, Randy Arozarena, novato sensación de las Ligas Mayores de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés), cruzó la puerta del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Mérida una vez más para compartir un momento con los reclusos.
Ataviado con su ropa de entrenamiento y cubre bocas, el número 56 ingresó al recinto cumpliendo todos los protocolos sanitarios.
En comunicado de prensa detallaron que para la figura de las Rayas de Tampa Bay, el escenario con el fondo de torretas y concertina no resultó nuevo, pues en 2015, protagonizó otro encuentro en el mismo lugar, cuando jugaba en la Liga Meridana.
El jugador llevó al Cereso varios bates, un guante y una caja con pelotas que luego obsequió, calentó un poco y se dirigió al campo de juego.
Para la tercera entrada, en su turno a la ofensiva, hizo lo que mejor sabe: anotar cuadrangulares.
Al término de la séptima entrada, el marcador se encontraba empatado a seis, pero un hit produjo que el hombre en tercera alcanzara home en medio de una corretiza, entre aplausos y gritos de apoyo de Randy, que atestiguaba la victoria de su equipo con siete unidades.
Randy lanzó, bateó, robó en dos ocasiones la segunda base y, sobre todo, se divirtió como un niño.
A 15 días de aquel emotivo la emoción de su presencia y la memoria de lo que causó con su visita prevalecen en el penal; su población continúa disfrutando del rey de los deportes y recuerda los cuadrangulares más largos que se ha visto en el campo del Cereso de Mérida.