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MÉRIDA, Yuc., 24 de marzo de 2021.- Los ambientes obesogénicos son los considerados como sitios en donde se encuentran factores que ayudan a perpetuar la problemática de obesidad, antes de la pandemia, dichos espacios eran principalmente la escuela, para los menores de edad, y el trabajo para los adultos, actualmente el hogar se ha convertido en un ambiente propicio para continuar perpetrando dicho problema de salud.
El sedentarismo, el acceso a productos ultraprocesados y una poca educación nutricional son factores que acrecientan el problema de la obesidad en México, por lo que pensar que la prohibición de alimentos ultraprocesados a menores de edad resuelve la problemática es erróneo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) retrata a los entornos obesogénicos como aquellos en los que se “fomenta la ingesta calórica elevada y el sedentarismo. Se tienen en cuenta los alimentos disponibles, asequibles, accesibles y promocionados; las oportunidades para practicar una actividad física, y las normas sociales en relación con la alimentación y la actividad física” .
Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revelan que la proporción de población infantil con obesidad que inicia la primaria es de 24.3 por ciento y que esta se incrementa hasta 32.5 por ciento cuando acaban esta etapa escolar.
En vísperas de un regreso a clases escalonado, las escuelas son tradicionalmente vistas como un ambiente de este tipo, en el que se propicia la mala alimentación y en donde prevalece la obtención de recursos a partir de la venta de los productos ultraprocesados a los menores de edad.
Y aun cuando las escuelas se pueden convertir en espacios de oportunidad para educar a los niños sobre nutrición adecuada y lograr cambios en las dietas, no existen estrategias transversales que trascienden a otros planos de la vida de los infantes.
En entrevista para LabDO, la maestra en Ciencias de la Salud, María de Lourdes Silva Fernández y Directora de la Facultad de Nutrición de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), sostuvo que la prohibición de alimentos ultraprocesados en escuelas es una estrategia limitada ya que la obesidad es multifactorial y contempla problemas sociales, emocionales, económicos y socioculturales.
Para atajar el problema, la FAO señala que requiere una aproximación multifactorial, desde los cambios en el comportamiento individual hasta las modificaciones ecológicas que sirvan para darle soporte a dichas acciones.
En Chile, la Ley 20.606 regula la composición nutrimental de los alimentos. Además, tiene como objetivo mejorar la oferta de alimentos disponibles al interior de las escuelas, prohibiendo que se vendan productos ultraprocesados altos en calorías o nutrientes críticos.
Brasil, con su ley sobre Directrices de la Alimentación Escolar, ha emprendido acciones de educación alimentaria y nutricional enfocadas en contrarrestar los malos hábitos de los alumnos. Lo anterior se complementa con la oferta de comidas que cubran de forma adecuada las necesidades nutricionales de los infantes.
La Unión Europea ha decidido atacar los ambientes obesogénicos en las escuelas con un sistema de subsidios para proveer frutas y verduras gratis en estas. A cambio, los centros educativos deben tomar medidas complementarias para enseñarles acerca de alimentación sana.