Prevén descenso de temperaturas este fin de semana en Yucatán
MÉRIDA, Yuc., 11 de junio de 2021.- Desde los ocho años, Josías Ucán Cajún adquirió el gusto por tallar rostros mayas y máscaras en madera, impulsado por el oficio que su padre realizaba para darle sustento a su familia.
En entrevista con Quadratín, el artesano de 25 años de edad, originario de Pisté, comentó que a pesar de ser un gran artista en su oficio, su padre no era el mejor maestro para compartir sus técnicas.
“Desde niño me gustaba trabajar la madera, porque mi papá lo trabajaba, pero era muy histérico para enseñarte, entonces conocí a unos chavos y nos íbamos a trabajar de noche después de que regresaban de Chichén Itzá”, recordó sobre sus reuniones que comenzaban a las ocho de la noche y terminaban en la madrugada del día siguiente.
Mientras realizaba una máscara de un guerrero maya, explicó que su trabajo lo realiza con madera de cedro blanco, por la calidad de la madera y porque abunda mucho en la región, gracias a la rapidez con la que se propagan las semillas de este árbol durante la temporada de lluvias.
Ucán Cajún admitió que no es un trabajo que pueda realizar cualquiera, ya que se requiere de cierto grado de habilidad y talento para que las piezas no se rompan durante el proceso de realización, en el que emplea herramientas como gurbias, formones y cuchillos especiales, elaborados por herreros de los municipios de Xocchén y Hoctún.
“Mayormente el trabajo que se hace es rápido, es plano, pero nosotros hacemos trabajo con alto relieve y es más difícil, porque al principio te vuelas (sic) un labio o el pómulo, porque no es lo mismo hacerlo así resaltado”, expresó el artesano.
Agregó que realizar una máscara de gran tamaño, puede tomarle de dos a cuatro días en terminarla, para dar detalle a cada uno de sus elementos: “aquí saco mi mercancía, termino como a las 11 y desde ahí a darle, porque como puedes ver ahora no hay gente y me pongo a trabajar porque si llega alguien, se la puedo vender para el sustento”.
Sin embargo, Josías lamentó que algunos turistas demeritan el trabajo de los artesanos y no pagan por el precio de su labor: “hay gente que llega y dice que está caro, te regatea y terminamos dándole al precio, porque estamos al día también”
Añadió que los guías turísticos también merman sus ingresos, porque le dicen al turismo que no compren en los paradores locales, con tal de favorecer la venta de productos en tiendas donde tienen convenio.
“Sinceramente no se vende mucho, un día de venta buena como los domingos, vendo más cositas de piedra de 50 pesos, tres por 100, porque cuando escuchan el precio de una pieza como esta, se espantan y se entiende, la gente tiene recursos limitados como nosotros”.
Finalmente, Ucán Cajún indicó que el 2020 fue un año muy duro para su familia y la de miles de artesanos que trabajan en la región, pues con el cierre de fronteras y la disminución de visitantes nacionales se quedó sin el principal sustento familiar, mismo que poco a poco comienza a recuperar en este año.
“Había piezas como esta que remataba en 70 u 80 pesos, pero le digo a mi esposa que esto no lo podemos sancochar, en cambio con 70 pesos podíamos comprar algo para comer”, concluyó el artesano, que puede ser ubicado a las afueras del cenote de la comunidad yucateca de Yokdzonot.