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ACAPULCO, Gro., 7 de septiembre de 2021.- “El cuerpo de mi hija hablaba”, dice en entrevista María Antonia Márquez, mamá de Nadia Alejandra Muciño Márquez, asesinada el 12 de febrero de 2004 por su pareja y su cuñado. El crimen fue calificado por las autoridades del Estado de México como homicidio doloso porque sucedió antes de que existiera la tipificación del feminicidio en la entidad.
A pesar de las pruebas de la violencia en contra de Nadia, su mamá considera que la corrupción y la falta de perspectiva de género en el proceso penal fueron determinantes para revocar la primera sentencia, en 2009, y dejar en libertad a uno de los dos agresores. En cambio, en 2017, por la presión de la madre y el acompañamiento de instituciones nacionales e internacionales, las autoridades siguieron protocolos que garantizaron la perspectiva de género en la investigación y el juicio culminó en la sentencia condenatoria por homicidio doloso para el segundo de los agresores (su pareja).
María Antonia ha luchado contra la impunidad durante más de 13 años en dos procesos penales. Consiguió que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) le expidieran en 2017 dictámenes periciales que sí se enfocaran en las lesiones del cuerpo de Nadia porque la Procuraduría no las tomó en cuenta.
“Cambió mucho, por ejemplo, la disponibilidad de las autoridades a apegarse a lo que es la perspectiva de género y a las fotografías, a hacer un análisis concienzudo, real. Ya no estábamos tan solos”, dice María Antonia sobre el segundo juicio.
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