Poder y dinero
En un mundo global habrá que voltear la mirada hacia Italia.
Desde el 9 de marzo hasta el día 14 de abril hubo un estricto confinamiento. El resultado es de 165,155 personas contagiadas de Coronavirus y 21,645 muertos. Pese a este, muy fuerte, obligado, encierro que penalizaba cualquier falta, cualquier intento de salir a la calle que no fuese a comprar víveres o medicinas en las cercanías.
La decisión de ayer fue terminar, en ese país, con el confinamiento. No obstante, los 2,667 contagios y las 578 personas fallecidas en ese mismo día. Regresaron a la vida normal, se abrieron comercios, puestos de revistas, papelerías, y transporte público. ¿Subirá el número de contagios? ¿Se mantendrá igual, a la baja?
De donde deberíamos analizar los beneficios del confinamiento con apertura de pensamiento. ¿Qué ha sucedido en Suecia? Sin un confinamiento estricto, con comercios y servicios abiertos, tienen 11,927 contagios confirmados y 1,203 muertes.
Algunos gobernadores se han convertido en emperadores que ocultan su miedo detrás de medidas draconianas, contra los derechos humanos. Igual decretan Ley Seca, sin sentido alguno, en Tabasco, que utilizan helicópteros para perseguir a personas que salen a la calle en el Sureste.
Es famosa la escena de un helicóptero que vuela bajo para espantar o quién sabe qué, a un bañista en Yucatán. O la más reciente en Cancún cerrando vialidades, al tiempo que se reciben 15 aviones procedentes de Estados Unidos en su aeropuerto… Qué decir de Sonora donde hay toque de queda, multas, sanciones. O de las poblaciones en que se cerraron todos los accesos. Todas las limitaciones impuestas en Monterrey, en Saltillo, en tantas poblaciones.
No digamos las “satinizaciones” obligadas en algunas delegaciones de la Ciudad de México. O de las amenazas de romper el pacto federal de gobernadores del Norte del país.
Un retroceso a tiempos sin libertades individuales, sin respeto al “libre tránsito” que garantiza la Constitución Política de nuestro país. ¿Justificado? Supongo que en la intención, evitar contagios, se justifican los excesos. ¿Y la CNDH? ¿Y las leyes?
El Presidente de la República dijo este miércoles 15 de abril, en su conferencia Mañanera: “Existe un mandato federal ante la emergencia que se debe respetar… pero lo mejor es no acudir a lo coercitivo… lo que decía el Presidente Juárez, nada por la fuerza, todo por el derecho y la razón”.
¿A quién le habla López Obrador? ¿Es que vivimos en un país donde cada gobernador, cada presidente municipal, puede imponer sus propias leyes? ¿Eso es el federalismo? ¿Y la Constitución? ¿No hubiese sido mejor una declaratoria de cese de libertades, de Estado de Excepción según el Artículo 29?
Hoy lo que protagonizamos es una emergencia sanitaria, pero mañana podemos, todos, ser víctimas de gobernantes que decidan, como están haciendo por el Coronavirus, que no debe haber libre tránsito, que no debe haber respeto a las libertades individuales, que pueden hacer y deshacer sin respeto a la Constitución, a los ordenamientos federales.
Esta Pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de los individuos, también de los gobernantes.
Regresemos la mirada a Italia, a su regreso a la normalidad, a su confinamiento estricto, penalizado, a sus encierros que no terminaron con la Pandemia. En nuestro país tenemos inmensas carencias en hospitales, tanto de equipo como de personal, y todavía nos faltan días, tal vez semanas, de contagio de gran número de personas, y la población debe permanecer en su casa, pero también debemos pensar en lo que sigue, en el día después, en cómo queremos vivir cuando sea tiempo de volver a la calle y seguramente no será perseguidos por la fuerza pública…
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