Ofrecerán oportunidades de capacitación a afiliados de Canaco
MÉRIDA, Yuc., 16 de abril de 2020.- Pese a las recomendaciones emitidas por autoridades federales de Salud, desde este miércoles, don Mario volvió a salir a las calles, pero esta vez para vender granizados y así llevar dinero a su casa.
Como él, este día miles de personas están buscando una alternativa para poder comprar alimentos, ya que desde el inicio de la contingencia sanitaria los empleos de pararon y sus empleadores dejaron de brindarles un sueldo.
El hombre, albañil de oficio, comentó a Quadratín Yucatán que las obras donde trabajaba la albañilería fueron suspendidas y por eso no trabajaba desde hace cuatro semanas.
Ante la desesperación por obtener dinero para llevar comida a casa, se vio en la necesidad de contratar un crédito de 5 mil pesos con una institución bancaria, a la que tendrá que devolver 12 mil con todo e intereses.
Confesó que el triciclo que maneja, donde carga la marqueta de hielo y sus botellas con litros de distintos sabores, no le pertenece, ya que le pidió empleo a un vecino que se dedica a vender granizados y chicharrones, pues lo poco que prestó “ya se está acabando”.
Cuestionado sobre si no le da miedo salir a la calle y vender cerca de los hospitales, comentó que le da más miedo quedarse sin dinero y sin comida.
A pesar del riesgo, el trabajador lleva consigo un cubrebocas que se quita cuando le da calor y una botella de gel antibacterial.
Aunque en días anteriores solicitó ayuda a través del Seguro de Desempleo en la plataforma lanzada por el gobierno estatal, piensa que “nunca va a llegar” y que al haber tantos inscritos, es poco probable que le toque: “Hay que salir a trabajar, porque si no nadie nos da nada”.
Don Juan y su esposa pasan por una situación similar, ya que acostumbran limpiar terrazas de pequeños centros comerciales y restaurantes de la zona centro y oriente de la ciudad, sin embargo, el cierre de dichos establecimientos los dejó sin trabajo.
Acostumbrado trabajar en limpieza, deshierbo y pepenar objetos como aluminio y PET, mencionó que está subsistiendo “con lo que caiga” y se conforma con los 50 o 100 pesos que genera al día para darle de comer a su hijo pequeño.
Reconoció que de vez en cuando tiene que aguantar el hambre, pero también que existe gente que le ha tendido la mano para ayudarle a salir de la situación económica en la que se encuentra.
Agregó que en su situación de vulnerabilidad “no le puede exigir nada a nadie”, pero dijo que hasta el momento no se ha visto en la necesidad de pedir caridad.