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MÉRIDA, Yuc., 02 de febrero de 2022.- En México y en otros países católicos, el 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, fiesta popular de carácter religioso y cultural. En nuestro país esta fiesta católica converge con elementos de origen prehispánico por el tipo de alimentos que se consumen.
La fiesta de la Virgen de la Candelaria es la continuidad y a su vez, el fin de la navidad, asegura el padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán. La efeméride corresponde a una de las celebraciones más concurridas por los feligreses porque da paso a una sincronización de la cultura, la fe y lo social-familiar.
La festividad se relaciona directamente con el Día de los Reyes Magos (6 de enero), fecha en la cual se parte la rosca y quienes encuentran dentro del pan al “niño Dios” deben ofrecer tamales el día en que lo llevan a bendecir.
“En México comemos los tamales, y si se sigue la tradición fielmente aquellos que se volvieron padrinos del niño Dios por haberlo encontrado en la rosca de Reyes, organizan la festividad”, señaló Martínez Ruz.
Una reciente investigación de historiadores de la Universidad Autónoma de México (UNAM) revela que consumir tamales el 2 de febrero se retorna una costumbre indígena, ya que al parecer era común en ciertas fiestas del mundo prehispánico ofrecer comida a las deidades, se creía que se beneficiarían a través de los vapores que emanaba, “algo similar se piensa cuando se colocan los alimentos en los altares de Día de Muertos.
Los pueblos originarios tenían la tradición de ofrecerlos en una festividad denominada Huauhquiltamalqualitztli. Las Lupercales daban inicio al ciclo agrícola en Roma y al parecer ocurría lo mismo en el México prehispánico con estas tamalizas que se hacían en ofrenda a los dioses.
En el aspecto religioso, una de las características especiales de la fiesta, explica el vocero de la arquidiócesis, es la procesión y bendición de las candelas que constituyen los ritos iniciales de la misa. Las candelas nos recuerdan el misterio de la iluminación interior. Además, se acostumbra bendecir a niños dioses y niños pequeños que son ataviados con vestimentas que emulan a Jesucristo en sus primeros meses y años de vida.
En México, según el estudio de Gisela Von Wobeser, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), una cantidad importante de personas practican la religión católica, incluso hay quienes, sin ser asiduos asistentes a misa, comparten creencias religiosas y, por ende, le atribuyen al niño Dios bendecido el 2 de febrero, ciertas características milagrosas de consuelo.
Además, muchas de nuestras festividades tienen un ingrediente costumbrista y muchos, sin ser creyentes, comparten aquellas fiestas tradicionales como la Navidad, la celebración del Día de Muertos y, por supuesto, la fiesta de La Candelaria.