Abre convocatoria al premio de Pesca y Acuacultura Ejemplar
MÉRIDA, Yuc., 07 de febrero de 2022.- Existe un desinterés social y de las autoridades por preservar el pepino del mar, esto se refleja no solamente en materia de apoyos, que son nulos para el estudio de este organismo, sino también en la falta de concientización, señaló la maestra en biología marina Lorena Sosa Bastos,
En Yucatán, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) es la única escuela que se dedica al desarrollo e investigación del ciclo de vida natural del Isostichopus badionotus y Holothuria floridana (pepino de mar café y negro, respectivamente), que son de las especies más cotizadas de las 8 que viven en la costa yucateca.
El objetivo de esta casa de estudios y de investigación, es la reproducción de estas especies para su reincorporación al mar, y lograr un comercio más regularizado y equilibrado.
Hace unos años, lograron por primera vez completar todo el ciclo larvario, que a decir de la especialista, llevo varios años por el poco conocimiento e información que existen sobre los organismos.
“Lo primero es el permiso, recolectar reproductores; empiezas a checar la biología, estudiar los desoves, y como no tienen dismorfis sexual, tú no puedes saber cuáles son hembras o cuáles son machos, entonces la única forma es esperar que desoven”, apuntó.
Durante sus meses de análisis, descubrieron que estos animales son nocturnos, y tienen una afinidad a la luna llena, días cuando con mayor frecuencia ocurre el desove. “Después de mucho tiempo, nos dimos cuenta que, estos ocurren para los meses de septiembre, octubre y noviembre”.
Explicó que todo este proceso es costeado por los mismos investigadores que en su mayoría son estudiantes, y nunca han tenido apoyos que vengan directamente del gobierno, “ni siquiera hay campañas para el cuidado del pepino de mar, existen programas como la veda permanente, pero es insuficiente”.
En la entidad, dijo, hace falta la consciencia respecto a la pesca de escama del pepino, pues, aunque exista una veda permanente se continúa con la caza ilícita del producto.
“Hace falta autoridades que se dediquen a cuidar a los pepinos. Porque si quisieras poner jaulas para preservar su desarrollo natural no hay quien vigilé los encierros donde los podrías dejar que crezcan o se reproduzcan”.
En ese contexto, Sosa Bastos, platicó que en Quintana Roo, los pescadores de langostas de organizaron para hacer rondines durante el periodo de veda, “están más conscientes, saben que sí cuidan su mercancía, tendrán una mayor recompensa al momento de pescarlos”.
“Ellos mismos se encargaban de hacer rondines, de hacer reportes, de exhortar a no pescar en temporada de veda y ellos mismos, si veían que alguien iba a intentar robar o pescar, los sancionaban; llamaban a las autoridades porque están cuidando su recurso”.
Recordó que el problema con el pepino del mar inició hace dos décadas, cuando los asiáticos empezaron a pagar cantidades exhorbitantes por un kilo del producto, “antes el pepino del mar era menospreciado, les llamaban ‘arroz’ por la cantidad que existían. Ingresabas al mar y podías encontrarlos a cinco metros de la costa y a uno de profundidad, en los últimos años, tienes que bucear para hallar organismos pequeños y criarlos o para encontrar reproductores”.
La última vez que se permitió la captura del pepino en Yucatán fue en abril del 2018. Temporada en donde al menos tres percadores perdieron la vida por descompresión en busca del producto.
La escasez de esta especie no solo impacta en la economía de los pescadores que se quedan sin una opción de ingresos, si no en un desequilibrio del ecosistema acuático, ya que se encarga de la limpieza del fondo marino.
A remover la superficie del mar consume la materia orgánica depositada por animales que mueren y se descomponen. Con esta actividad los pepinos del mar mantienen el fondo oxigenado y con la facilidad apropiada para el desarrollo adecuado de otros organismos como la langosta y el pulpo.