Prevén ambiente fresco y posibles chubascos en la Península de Yucatán
TADHZIU, Yuc., 12 de mayo de 2020.- Las obras del Tren Maya se hacen sin el consentimiento de las comunidades a pesar de que la gente dice no, a través de las redes y medios de comunicación la gente está manifestándose rotundamente en contra de la imposición del Tren Maya, a tal grado de que podrían unirse para frenar la obra, expresó Eliseo Ek Yah, campesino, payaso de oficio e integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal.
En la comunidad maya de Tadhziu, Yucatán, de dónde es originario, poco se sabe sobre el Tren Maya, son sólo algunos como Eliseo Ek Yah, los que tienen alguna información respecto al proyecto que según el secretario del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, inició su construcción los primeros días de mayo.
“Desoyendo la voz del pueblo desatendiendo el derecho de los pueblos indígenas dos cortes, una de Campeche y una de Yucatán deslegitimaron las demandas de amparo que los pueblos mayas intentaron interponer en contra”.
En la puerta del hogar que comparte con sus padres, Eliseo cuenta que en el pueblo lo que sucederá es que habrá “daños colaterales” con la ejecución del Tren Maya, con la tala de árboles se disminuirán las fronteras de cultivo afectando y agudizando la situación que viven las comunidades respecto a la alimentación , además se reducirá el área de pecoreo de las abejas.
“Aquí no hubo ningún tipo de consulta, se hicieron más hacia el oriente donde son zonas turísticas, esto nos da una idea clara de lo que es el Tren, si estuvieran pensadas para beneficiar a la población, por qué no tomar en cuenta el antiguo tendido que viene de Tixméhuac, Peto todo para acá”, se pregunta.
Eliseo dice que si las consultas se hubieran realizado como debieron ser, libres e informadas el 95 por ciento de las comunidades indígenas hubieran dicho no, ya que la zona tiene un gran apego, un gran arraigo a la tierra. “Contrario a esto, las consultas se realizaron en lugares donde ya hay un problema de desarraigo por la población flotante generada precisamente por el turismo.
Para él como para algunos investigadores, académicos y analistas, el proyecto del Tren Maya forma parte de uno de mayor tamaño si se mira en conjunto con las granjas porcícolas, los parques eólicos y fotovoltáicos. “Desde nuestra perspectiva desde nuestro punto de vista, no es más que el reordenamiento territorial”.
Ek Yah recuerda que el proyecto del Tren Maya no cuenta con estudios de impacto ambiental que, entre otras cosas, permita conocer la capacidad de carga del suelo yucateco.
“No existe un estudio de mecánica de suelos que pueda decir si aguanta las vibraciones, el tipo de suelo que tenemos aquí es cavernoso y quién me dice a mí que no va a haber un desfonde en el momento en el que el tren empieza a correr y las vibraciones pueden cortar las rocas”.
Sobre la inconformidad de las comunidades mayas por el cruce del Tren por sus tierras y las posibles afectaciones que dejará a su paso, aseguró que ya se organizan para ampararse en contra de la mega obra del Gobierno Federal por su zona y muy posiblemente detener la obra y a los trabajadores como último recurso.
En Tadhziú la población se dedica a la siembra y cosecha de maíz, calabaza, chile y pepita, pero complementan con la apicultura en caso de no tener cosecha, como ya ha sucedido, por las sequías. “Tenemos un poco de miel y eso nos ayuda a sobrellevar la situación hasta el momento que empieza el siguiente ciclo de siembra”.
Cuenta que en 2019 perdieron el 70 por ciento de la cosecha, en 2018 ser perdió del 50 al 60 por ciento. “Cada año va aumentando la cantidad de cosecha que vamos perdiendo por el cambio climático el calentamiento global, el uso de pesticidas transgénicos y todo este montón de cosas que nos van metiendo”.
Ante este escenario Eliseo narra que ha habido intentos de compra de tierras, en 2019 por la Fundación del Empresariado Yucateco (Feyac) que buscaba coaccionar a la gente con el problema de la pérdida de la cosecha.
Pero para él como para los integrantes de la Asamblea Múuch Xíinbal, la tierra “no se vende ni se renta, la tierra es para amarla, para quererla, para trabajarla hacerla producir”.
Considera que el proyecto del Tren Maya ha sido realizado para beneficiar de arriba hacia abajo, pero nunca se diseñan (los proyectos) de manera horizontal, de manera que empiecen a beneficiar a las poblaciones o al más necesitado, “las autoridades federales al fin de cuentas lo que les interesa es apropiarse de nuestro territorio”.
Afirma que no están en contra del desarrollo y del progreso en la región, pero considera que deben ser incluidos en la planeación de los proyectos y que se elaboren a partir de su perspectiva.“Qué es lo que necesita la comunidad, qué me hace falta, cómo lo quiero, dónde lo quiero, no es un Tren lo que necesito definitivamente, necesito detonar la economía de mi comunidad pero yo también sé cómo lo quiero hacer”.
Se refiere a sus usos y costumbres, a sus derechos como pueblo indígena. “No estoy diciendo nada que sea del otro mundo, están enmarcados en el Artículo 2 constitucional que dice que como pueblos indígenas tenemos el derecho de perseguir la libre economía, nuestra libre determinación y nuestro desarrollo social según nos convenga”.
Eliseo culminó diciendo que la cultura maya no ha desaparecido, “existe, somos nosotros, no queremos que nos desaparezcan, queremos continuar viviendo como nosotros queremos, como necesitamos vivir; necesitamos nuestro monte sin que lo deforesten, sin que un Tren lo atraviese para que ahuyente los animales, que en muchas ocasiones nos sirven de sustento”.