Poder y dinero
FAM.Violencia de género contra hombres
Teresa Gil
La precandidata del Frente Amplio por México (FAM), ha decidido demandar a AMLO por violencia de género. Pero lo que quizá ignora, es que la violencia de género también se ejerce contra hombres. Y se puede aplicar desde muchas perspectivas, insultos ante grupos, publicaciones ofensivas, menosprecio en redes, gestos, sevicia, habladurías para defenestrar. Eso sin mencionar cuando se dan los casos de agresión directa. Esa violencia de género se capta en los homicidios en el país, más del 80 por ciento en hombres en los primeros meses del año. Sin autocrítica alguna, sin medir sus propias agresiones, la precandidata del FAM, ha decidido demandar a AMLO sin recordar sus propios hechos. La agresión que ella hizo a las mujeres policías al rociarlas con gel, cuya foto circula en redes, hecho que no solo las afectó como mujeres sino que tipificó un delito por agresión a autoridad, pasa de largo para ella, Las agresiones hechas públicas a la niña indígena a la que llamó piojosa también entran en su expediente. Quiere lanzar a AMLO a un estatus de agresor que lo definiría de alguna manera. Pero sus ataques contra el presidente han sido de muchas maneras, aparte de expresiones públicas. Todas consignadas en medios.
UNA COSA ES LA CRÍTICA Y OTRA EL INSULTO, SANCIONADO POR LA LEY
La Constitución es muy clara en su artículo sexto para señalar lo que es contrario a la libertad de expresión. Una cosa es criticar y otra insultar. Héctor Aguilar Camín, por ejemplo, violó ese articulo al calificar groseramente al presidente. Y aunque éste ha deslindado toda forma de juicio en contra porque ha dado plenitud a la expresión, esos insultos ahí quedan y exhiben al que los hace. La precandidata del FAM ha hecho otras cosas que además de agredir al presidente, se extienden a su familia, lo que da facultad a a ésta de obrar si así lo quiere. Una de ellas contra el propio hijo de AMLO, José Ramón que es un simple ciudadano. A ella se le vio tomando fotos a la casa donde vivía en Estados Unidos en un acoso y persecución que ya ameritan sanciones penales. Y muchas otras actitudes y dichos de la señora de Hidalgo que son consideradas como violencia de género. Porque una autoridad, más un mandatario, si bien tiene prerrogativas y es sujeta de protección especial, también tiene género y hay tipificaciones sobre las agresión a hombres por su género, aunque las feministas señalen que solo es para mujeres. Independientemente de que AMLO sea funcionario, la calidad de persona queda aparte. Si entresacamos todo lo que se ha dicho de AMLO desde los medios, en exposiciones públicas (Tartuto le dice Creel en su ignorancia) , de ahí se pueden sacar una serie de ofensas que no encajan con la crítica que desde un gobierno puede causar el gobernante. Este suele criticar duramente y señalar fallas, pero no suele pronunciar insultos.
CON SUS OFENSAS, “QUE USTED LA DUERMA BIEN, SEÑORA”
La utilización de poderes y recursos, es la posición que tienen los débiles para parapetarse como fuertes. Así lo vemos en este caso de una persona que de buenas a primeras impulsada por una prensa que añora el pasado y desde luego se ve pagada, para salir triunfante según ella, a la palestra. El libro Que usted la duerma bien, señora (Bruguera, Barcelona 1985) de la dominicana Jean Rhys expone a tipos de esta forma de ser, en entornos en los que conviven blancos y negros y las expresiones de cada uno se plasma en sus cuentos. Jean Rhys fue reconocida en el medio inglés porque estudió en Inglaterra, pero buena parte de sus obras tienden a su tierra natal Dominica donde nació en 1894. Murió en 1979. Su obra principal Ancho mar de los sargazos, me permitió hacer una crónica sobre ella cuando el sargazo hizo su aparición para quedarse, al parecer, para siempre en México. En dicho el libro, su cuento Pioneros oh pioneros, detalla esas contradicciones que se dan entre el habitante y el extranjero que llega a cambiar las cosas. La forma, como, y lo vemos aquí en el cambio de poder de un viejo sistema que se apoderó del país, los lugareños se creen dueños del espacio y hacen lo imposible para expulsar en ese caso a Ramage, el hombre blanco que llegó con intenciones de vivir en paz en el pueblo. Todo el cuento gira entorno a este personaje, sus formas de ser, que no le gustaban al entorno blanco convencional. Sobre todo porque solía estar en la playa libre de ropas. Hasta que la presión sobre él, denuncia de una mujer que lo despreciaba, y que lo acusaban en el pueblo de había matado a su esposa, lo orilló a la desesperación y la muerte. Su esposa que había ido a visitar familiares, llegó a su sepelio. Es una metáfora en este caso de lo que pugnan muchos que quisieran volver a los espacios ostentosos de antaño, que solo dejó y se hacen los omisos, ¡60 millones de pobres y miserables!