Indicador Político
El actual gobierno empezó su gestión cancelando una obra de infraestructura que no le costaba al gobierno. El aeropuerto de Texcoco no sólo era una obra de ingeniería aeronáutica impecable sino también de ingeniería financiera que trasladaba la Tarifa Única Aeroportuaria (TUA), la que pagan quienes usan ese servicio, al financiamiento de la terminal aérea, un hub que serviría no sólo al país sino a la conectividad de la región.
Así inició López Obrador su administración: el que ganó la elección de manera inobjetable, que los votos le daban esa certeza y legitimidad política tuvo que dar un manotazo para acreditar que él era el poderoso, como si alguien lo hubiera puesto en duda.
Así, esa primera manifestación de los traumas y complejos presidenciales empezó a hacer agua a un país que nada ha logrado sin una sociedad que presione al gobierno.
Como si la legitimidad lograda en las urnas no se incrementara y fortaleciera en cada acto de gobierno, López Obrador emprendió la dinamitación del país destruyendo todo lo que él sentía que le robaba ese poder que quería omnímodo.
Así, dinamitó los 109 fideicomisos públicos que tenían un patrimonio nacional de 68 mil millones de pesos y con ello desapareció el Fondo Nacional de Desastres Naturales, el Fondo para Enfermedades Catastróficas que daba forma al Seguro Popular, el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento, el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Fondo de Fomento al Turismo, entre muchos otros.
En total, este gobierno hizo uso de 135 mil millones de pesos de los fideicomisos que nadie sabe con certeza cuál fue su destino. Desaparecieron.
Al presidente si algo no le ha hecho falta es dinero: el presupuesto para gasto en 2019 fue sólo en egresos de 5 billones 814 mil millones; 2020, egresos de 6 billones 719 mil millones; 2021 egresos de 6 billones 296 mil millones; 2022 egresos de 7 billones 972 mil millones y 2023 egresos de 8 billones 300 mil millones.
¿Dónde están esos 35 billones 101 mil millones de pesos que ha ejercido hasta ahora el gobierno federal? No hay obra pública, no hay mantenimiento a carreteras, no hay construcción de puentes, muelles, no hay abasto de medicamentos, no hay tratamientos de cáncer y menos diálisis ni operaciones en las instituciones de salud que operan con cuotas obrero patronales, pero también hay 15 millones más de gente que no tiene servicios médicos y que, se supone, serían atendidos como en Dinamarca.
Lo que si hay al día de hoy es una deuda que la interna y externa pasó de 8,315 billones de pesos al cierre de 2018 a 11,629 billones de pesos el 31 de diciembre de 2022. Un ejemplo:
Durante el primer año de gobierno de AMLO, el Poder Judicial reportó una reducción de 10.8% anual en su presupuesto, con lo que recibió 63,656.7 millones de pesos y al cierre del año presentó un gasto total de 61,120.2 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 2,536.5 millones de pesos, de acuerdo con los reportes de la Secretaría de Hacienda.
En los siguientes años sucedió lo mismo, en 2020 presentó un subejercicio de 3,975 millones de pesos; en 2021 de 2,702 millones de pesos y en 2022 otro subejercicio por 3,260.4 millones de pesos. Para este 2023 se le asignó un presupuesto de 77,544.5 millones de pesos, de los cuales ha ejercido 6,371.2 millones de pesos al cierre de junio. Una cantidad que está por debajo de lo programado, con lo que es posible que cierre este año con subejercicio.
Si revisamos a Sener, pasa todo lo contrario, en 2019 se le asignó un presupuesto de 27,229.8 millones de pesos, pero cerró el año con 128,318.6 mdp; estamos hablando de más de 100,000 millones de pesos adicionales ¿dónde quedó la austeridad? Este gasto se justifica, según el gobierno, por los recursos asignados a la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco.
Los siguientes años sucedió lo mismo. En 2020 se gastó 3,050.1 millones de pesos más de lo que se tenía presupuestado; en 2021 fue el mayor despilfarro con 272,212.6 millones de pesos adicionales y para 2022 se gastó 143,941.7millones de pesos más de lo que se le aprobó en su presupuesto. En este 2023 ha gastado 11,473 millones de pesos más de lo que se tenía presupuestado solo para el primer semestre.
Estamos hablando que mientras uno de los niveles de gobierno más importantes e indispensable del país ha reportado subejercicio de 21,141.3 millones de pesos; una secretaría de Estado, ha rebasado su gasto en más 530,000 mdp, de acuerdo con un estudio de Elizabeth Albarrán.
Lo más interesante es que la ley faculta que los subejercicio del gobierno del presupuesto del año pasado, se regresen a la Tesorería de la Federación y hay una discrecionalidad presidencial para el ejercicio de eso recursos que, hasta hoy, no sabemos a cuantos billones de pesos asciende, pero si sabemos que el gasto de salud ha sido el más afectado cada año y ni que decir en los temas de seguridad y educación.
Hasta hoy, Lopez Obrador ha sido el principal promotor de Morena y de Claudia Sheinbaum a quien destapó y abrió el proceso de su sucesión para tratar de opacar o de disminuir la tragedia de la línea 12 del metro y el deceso de 27 pasajeros y 79 hospitalizados.
De ese día hasta hoy, los problemas por la falta de mantenimiento del metro han sido cotidiano y con él se hizo más evidente las fallas y la falta de mantenimiento en todo ese sistema colectivo más la inoperancia del Metrobús y demás servicios que colapsan cada vez que hay fallas en el metro.
¿Por qué no hay dinero para el mantenimiento del metro, para medicinas, para tratamientos de salud o educación y seguridad? A ciencia cierta no se sabe, pero todo parece indicar que el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas han devorado una cantidad de recursos pero que no suma la enorme cantidad de obras y servicios que el gobierno de Morena no ha podido o ha dejado de dar.
Lo que si queda son dudas y la principal es ¿dónde están los resultados?, ¿dónde está el dinero?