Indicador Político
Si algo servía bien a pesar de la 4T era el plan de contingencia DN3 del Ejército y el Plan Marina de la secretaría del ramo, hasta que llegó Otis y los exhibió en Acapulco.
En la Península de Yucatán vaya que sabemos de huracanes y los que hemos resentido son de categoría 5, otros que se van y regresan de nuevo y dos seguidos , con menos de 15 días de diferencia, como Ópalo y Roxana que vaya que castigaron a la Península o como Isidoro que la “barrió” 72 horas seguidas.
Aquí se lidió con Gilberto, el huracán del Siglo, que vaya que dañó la infraestructura de la Península en los 80´s, Opalo y Roxana le cambiaron la fisonomía territorial al litoral campechano y en Cancún Wilma que fue algo en verdad dramático. En todos los casos se actuó con días de anticipación, se desalojó a los susceptibles de hacerlo y se logró la reactivación en tiempos récords.
Hoy, en Acapulco ni teléfonos satelitales hubo, menos alerta ni preparativos para algo que es rutinario en México. De dos cosas sabemos: de huracanes que avisan con días de antelación y de temblores que repiten hasta en la fecha que se presentan y que son imprevisibles.
La primera acción será hacer un censo con mil servidores de la nación, dijo el presidente. En español castizo: los voy a ayudar y seré yo, sépanlo: a mi me la deben. Eso si, el discurso de los zopilotes, de los carroñeros no podía faltar para lanzarlo contra los opositores, como si el gobierno actual fuera un dechado de resultados, de vocación de servicio y no hubiera dado claras muestras de que si algo podía salir mal con ellos sale peor.
El presidente volvió a sacar a relucir que el Fonden era la cueva de los ladrones que se abría cada vez que había un desastre. Se le olvidó un detalle: Morena y sus colaboradores de primera fila saquearon un fideicomiso que dijeron sería para los damnificados del sismo de 2017 que, hasta hoy, siguen exigiéndole al gobierno -de Claudia Sheinbaum primero y al de Martí Batres después- las respuestas que siguen sin llegar.
En las desgracias se utiliza el mismo discurso maniqueo: al ladrón, al ladrón mientras ellos se embolsan 15 mil millones de Segalmex, contratos del Tren Maya, de la refinería para sus cuates y compadres, de Pemex para sus hijos, y contratos del IMSS de proveeduría para la segunda del SAT, hermana de Adán Augusto y esposa del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandon. La corrupción es una característica de la 4T lo mismo que la delincuencia y el pillaje que llega con ellos a donde gobiernan.
Los fideicomisos tienen objetivos específicos, no se pueden usar para otra cosa y si se hubiera hecho lo correcto e inmediato debieron ser auditorías y castigo a los responsables. Sin embargo, hasta hoy no hay nadie encarcelado por esos más de 100 fideicomisos con 68 mil 400 millones, ni por la construcción del aeropuerto de Texcoco.
El problema del gobierno de López Obrador es que vive en la mentira y en la mentira se pierde la confianza. Quizá sus seguidores, esos que votan por él, no se den cuenta o no les importe, pero la mentira siempre llevará a otras más pero tarde o temprano la verdad sale a relucir, aunque sea muy tarde para el daño causado.
Lo de Acapulco es de una ineptitud indescriptible no sólo del gobierno federal sino del estatal, ambos de Morena, y quedó expuesta cuando el presidente decide ir por carretera al lugar y no puede llegar porque el meteoro destruyó las vías de comunicación.
¿El presidente sabe todo? Debería, porque para eso tiene el acceso a la información de todas las secretarías, delegaciones y oficinas del gobierno federal en el país, y más en sitios de desastre donde el ejército se despliega en el Plan DN3 con toda su capacidad terrestre y aérea, además de la Marina con sus recursos humanos y materiales con capacidades ilimitadas y extraordinarias para llegar a los sitios más remotos.
¿Por qué ir por carretera a una zona de desastre incomunicada por tierra?, ¿por qué no usar los helicópteros de la fuerza aérea, la marina o el ejército si siempre viaja en ellos?, ¿por qué no usar teléfonos satelitales o radios de onda corta tan socorridos por militares en momentos de emergencia?
En este sureste alejado de la mano del centro por sexenios sabíamos qué hacer, cómo hacerlo y redoblar los esfuerzos cuando el Fonden llegaba y los gobiernos locales y municipales servían a sus ciudadanos. Hoy, que cada quien se rasque con sus propias uñas porque los desastres naturales habrán de resolverse con los recursos propios de cada entidad.
¿Y los miles de millones del Fonden y los demás fideicomisos? Despilfarrados en el Tren Maya, en la refinería de Dos Bocas además del saqueo de 15 mil millones de Segalmex y todas las compras hechas para quedarse con los recursos que -no lo duden- usarán para reforzar la campaña de Claudia, esa candidata que ni pinta ni da color, como quedó demostrado esta semana en el estadio azulgrana que se quedó vacío.
¿Y la emergencia? Esa es de los ciudadanos, esos que este gobierno voltea a ver solo cuando hay elección de por medio.