Indicador Político
Switchers S2. El segmento de la orfandad, de Gabriel González-Molina, sólo disponible en digital, es un libro que se ocupa de analizar las “desprestigiados y complejas” encuestas, esas que hoy abundan tratado de dar la impresión, la mayoría, de que la elección ya se resolvió y que la ganó Morena, aunque aún no se haya depositado ni un solo voto.
La mayoría de la gente cree que sabe leer las encuestas y sólo se fijan en los ganadores y los que tienen mala fama. Hasta ahí y es que pocos reparan en los “indecisos”, esos que no dicen, no saben, no quieren que se sepa, no han decidido o simplemente no les importa quien será el próximo presidente.
El autor, como bien dice Héctor Aguilar Camín, está muy lejos de ser un improvisado y aunque mi gurú personal de las encuestas es Federico Berrueto, González-Molina es pionero en esa categoría que muchos usan para manipular los resultados al no ponerlos o sumarlos a un todo sin que sea exactamente así.
La realidad es que esa categoría enloquecedora nunca falta en las encuestas, pero pocos saben bien qué significa y qué hacer con ella.
Dice Aguilar Camín refiriéndose a los “indecisos”: nunca faltan en ninguna encuesta y (es) que a veces tienen porcentajes superiores a los que necesitan para ganar o perder los candidatos que mide la misma encuesta.
En elecciones competidas, la zona “indecisos” es un hoyo negro que relativiza al máximo la precisión de las encuestas, porque es el hoyo clave.
Es el hoyo donde están los que al final definirán quién gana la elección, pero mientras tanto no saben o no han decidido, o no quieren decir, y no dicen nada”, explica.
González-Molina se ha dedicado medio siglo a definir y “medir” ese hoyo negro que son los indecisos cambiantes (switchers).
Empezó sus hallazgos en el año 2000 con un libro ¿Cómo ganar las elecciones? (Ediciones Cal y Arena,) y siguió afinando su ejercicio en libros publicados en los años previos a las elecciones presidenciales de cada seis años.
Acertó en todas. En 2012, con sólo .26% de diferencia respecto de los votos finales. En la de 2018, con menos de 3% de imprecisión.
Switchers S2. El segmento de la orfandad es su libro de 2023 sobre quiénes decidirán el triunfo o la derrota electoral en 2024.
Gabriel González-Molina analiza tres errores de lectura sobre lo que pasará en 2024.
El primero es creer que Morena tiene ganada la elección porque la aprobación de AMLO se mantiene alta.
Esto, dice el autor, es “no saber distinguir que una cosa es aprobar su narrativa y otra, muy distinta, votar de nuevo por él o por Morena. Al Presidente lo aprueban muchos, pero la mayoría no votaría otra vez ni por él, ni por Morena”, expone.
El segundo error es creer que la oposición puede ganar en 2024 apoyada solo en los votos contra el gobierno. Esto, dice González-Molina, “reduce la elección a un simple referendo: asumir que los electores decidirán exclusivamente con base a su actitud a favor o en contra del Presidente”.
La visión de 2024 como un referendo reduce a dos franjas un telar complejo. “Pierde de vista por completo que los electores tienen necesidades no satisfechas, expectativas de lo que quieren en sus vidas y que su decisión de votar a favor o en contra de alguien se basa precisamente en la ecuación de quién puede mejorar su situación actual”.
El tercer error, según González-Molina, es creer que el factor decisivo del voto son los candidatos, su buena o mala imagen, y sus propuestas.
Esta idea esconde una distorsión de perspectiva más profunda: que la elección depende de lo que se le ofrece al elector, es decir, de “una lógica del mercado minimalista dominada por la oferta”.
“Debería ser exactamente al revés”, dice González-Molina: “plantear los escenarios de voto hacia 2024 con base en lo que los electores valoran, necesitan y exigen, con base en la demanda, no en la oferta”.
Switchers S2 explica analítica y estadísticamente estos errores y el secreto clave: quiénes son los votantes que decidirán la elección, dónde están y qué quieren.
Un pasaje aparte del libro, muy inspirado, es su hipótesis de por qué la polarización creada por López Obrador es más profunda que las que hemos tenido antes.
Un punto central de Switchers S2. El segmento de la orfandad, el libro de Gabriel González-Molina es que “a poco tiempo de la elección de 2024, aún no hay nada para nadie… El mercado está polarizado, pero ninguno de los dos polos es lo suficientemente grande para ganar las elecciones”.
La elección no será ganada por los votantes que han definido ya su voto en favor o en contra, sino por “un grupo de electores”, los llamados switchers “que todavía no entregan su voto seguro a ninguna de las opciones actuales”.
González encuentra el mercado electoral repartido en cuatro segmentos: los Leales, los Anti y dos segmentos de Switchers: los S1 que votarán muy mayoritariamente por el oficialismo. Y los S2, que no han decidido su voto aún, pero están “alejados del Presidente“ y “ han vivido en la orfandad durante todo el sexenio, con la vivencia de que nadie ni nada los representa”.
Los números de estos cuatro segmentos son así:
1. Leales (voto duro AMLO): 21%.
2. Switchers 1 (muy pro-AMLO): 21%.
3. Antis (voto duro anti-AMLO): 23%, y
4. Switchers 2 (“huérfanos”, sin casilla elegida): 35%
La buena noticia para el oficialismo, dice el autor, es que si ganan todo el segmento Switchers 1, que les es muy favorable, tendrán 42% de los votos. La mala noticia es que ese 42% no es un piso, sino un techo: es lo más que podrán ganar.
La buena noticia para la oposición es que los Anti son 23%, un voto duro mayor que el de AMLO, y que el segmento Switchers 2 está alejado de AMLO, pero tampoco es seguro para la oposición: es un segmento que hay que ganar ofreciéndole lo que quieren, no lo que inventan candidatos o partidos.
¿Y qué quieren estos S2?
Responde González-Molina:
Valoran su esfuerzo para salir adelante, aprecian el trabajo como fuente de riqueza, necesitan apoyo emprendedor, empleos con potencial de crecimiento, impulso a los micro y pequeños negocios. Exigen mejoras en educación y salud y una estrategia real contra el crimen organizado. Son sensibles a una narrativa de oportunidades para salir adelante y la esperanza de vivir mejor.
Quien los gane, ganará el 2024.
Las creencias de esos segmentos son variables y mixtos, pero puestos a definirlas en sus rasgos fundamentales dibujan una sociedad dividida en dos polos, dos órdenes de expectativas y exigencias públicas respecto del gobierno que van a elegir.
De un lado, es visible un polo de la sociedad que quiere un gobierno paternalista, que le resuelva casi todo, que sea como un papá, explica Aguilar.
Del otro lado, hay un polo de la sociedad que quiere salir adelante por su propio esfuerzo, con un gobierno que lo ayude, sobre todo en el sentido de no estorbarlo y dejar que se creen oportunidades que cada quien pueda aprovechar por sí mismo.
Los polos mencionados, según el mismo libro, tienen una expresión geográfica, dibujan tres Méxicos: un sur paternalista, un norte individualista y un centro mixto. Hablo de tendencias dominantes, no de totalidades redondas.
Los candidatos y partidos que logren atraer hacia su causa el voto de los switchers, dice González-Molina, en especial el 35% de los switchers 2, que no se sienten representados por nadie, ganará la elección.
Muy interesante en los matices del libro es que, entre los segmentos switchers (el 1 proclive a AMLO y el 2, distante de él) haya una comunidad de exigencias y agravios en cuatro asuntos claves que, apenas se mencionan, resultan obvios, reflejan lo que cualquiera puede reconocer como problemas claves del país en que vivimos.
Estos cuatro agravios o exigencias públicas compartidas son: el rechazo a la corrupción, el aumento de la violencia, no sentirse seguro y los servicios de salud.
Vale la pena precisar los matices de los reclamos compartidos en estos cuatro ámbitos.
Cuatro agravios dominan las franjas de electores que definirán quién gana en 2024, electores que no han decidido por quién votarán, los llamados switchers, continúa Aguilar.
El primer agravio es La corrupción, que persiste como queja. Puede resumirse en la idea de que el gobierno gasta mucho “sin que se vean resultados, lo cual estos votantes perciben como una enorme corrupción que se ha mantenido oculta y debe ser expuesta”.
El segundo agravio es La violencia. En 2012, era un tema repetido sólo en el Norte del país. Ya es nacional. El agravio pide que haya “una guerra frontal no sólo contra los delincuentes, sino principalmente contra la violencia”, lo cual se plantea “como una prioridad central del próximo gobierno”.
El tercer agravio cabe en una frase: “Hazme sentir seguro”. Es un reclamo directo a los gobiernos, porque, para millones de mexicanos que no han decidido aún su voto y sin embargo decidirán quién gana en 2024, “los principales responsables de la inseguridad son los policías, particularmente los municipales, a quienes perciben como ‘más parte del problema que parte de la solución’. La queja predominante son sus abusos, porque la policía trabaja para los delincuentes”.
El cuarto agravio común a millones es La salud, en particular por el desabasto de medicinas y la pérdida de atención médica gratuita. Aquí unos dichos de la gente sobre este agravio:
“Tiene uno miedo de enfermarse porque no hay dinero para pagar ni las medicinas”, “Va uno a la clínica de salud y también ahí le cobran a uno, porque hay que pagar las medicinas y los análisis”, “Los niños son los que más sufren porque no los puede uno llevar a ver al doctor como antes. Ya ni Seguro Social tiene uno. Ahora todo cuesta”. “¿De qué nos sirve que nos den pensión de adulto si no nos alcanza para pagar las medicinas?”
Quien responda mejor a estos agravios, comunes a los electores que no han decidido aún por quién votar, ganará la elección de 2024.