México ante su mayor amenaza
¡Ya ni las cortinas de humo ayudan a López!
Todos saben que el presidente López Obrador ha sido, a lo largo de su extensa trayectoria política, “el rey de las cortinas de humo”.
Incluso, todos tienen en la memoria la más reciente de esas “cortinas”; la rifa del avión presidencial, que a veces parecía más una “cortina de humor” que “de humo”.
Mas aún, también es cierto que muchos ciudadanos tienen claro que la propia campaña presidencial de AMLO fue justo eso; la más fabulosa “cortina de humo” que se haya conocido en México.
Es decir, las promesas de Obrador fueron la más grande impostura en la historia electoral mexicana; una potente “cortina de humo”, capaz de engañar a 30 millones de ciudadanos; hombres y mujeres, jóvenes y viejos.
Sin embargo, implacable, la Ley de la Gravedad también aplica en la mentira y el engaño. Y resulta que, por esa razón, hoy las “cortinas de humo” ya tampoco sirven para la propaganda “engañabobos” de López Obrador. Y es que, en política, como en la gravedad, todo lo que sube, baja.
¿Y por qué ya no sirven las “cortinas de humo”?
Porque buena parte de los ciudadanos ya se hartaron de la “chabacana” “cortina de humo” que son las mañaneras; se cansaron de tantas mentiras y tanta impostura y se cansaron de la simulación de un gobierno que no asume una sola responsabilidad y que siempre encuentra culpables de todo.
Incluso, Obrador llegó al extremo delirante de decir que un defensor de la naturaleza fue asesinado “para golpearnos”.
Y es que, como saben, según AMLO, los culpables de todos los males de su gobierno son las feas “cortinas de humo” llamadas “conservadores”, el “neoliberalismo”, la “corrupción” y hasta “Felipe Calderón”.
Sin embargo –y contrario al interés oficial–, lo cierto es que dejaron de ser útiles las “cortinas de humo” y, en cambio, el gobierno y el presidente Obrador se tambalean ante escándalos como el feminicidio sin freno –en todo el país–, que hacen tropezar no sólo a López Obrador y a Claudia Sheinbaum, sino a toda la administración federal y a todos los gobiernos de Morena.
Y es tal el golpe a la línea de flotación del gobierno de Obrador que el propio presidente mexicano debió encabezar una impensable batería de “cortinas de humo” que, por su reincidencia, ya no alteran a nadie.
Así, por ejemplo, en días pasados, durante la ceremonia del 107 aniversario del Ejercito mexicano, López Obrador agradeció a soldados y marinos “por no escuchar el canto de las sirenas y dar la espalda a la traición y al golpismo”.
¿A cuál “traición” y a cuál “golpismo” se refirió AMLO?
Está claro que se trató de una más de las “cortinas de humo” sembradas por el propio presidente, justo cuando su gobierno se desmorona por los escándalos de la epidemia feminicida que recorre el país.
Y es que pocos hicieron caso de tal espantajo discursivo, sobre todo porque ya todos conocen el tamaño de las mentiras de AMLO. Incluso, muchos recordaron cuando Obrador inventó un “golpe de Estado” contra el entonces presidente Zedillo; invento que le sirvió para aliarse al más neoliberal de los presidentes mexicanos.
En esa misma línea discursiva, los estrategas de Palacio sembraron en la prensa internacional –la de Estados Unidos–, otro espantajo igual de engañoso; la supuesta investigación por diversos presuntos delitos, del ex presidente Peña Nieto.
A nadie alteró la supuesta exclusiva que, incluso, debió ser desmentido por el propio presidente Obrador.
Al mismo tiempo, tanto la ex presidenta de Morena, como senadores de ese partido y aplaudidores en medios públicos y privados, iniciaron una campaña para desacreditar a los críticos por la epidemia feminicida; campaña que incluyó negar el alza en las cifras de feminicidios, insultar a los críticos a los que se llegó a llamar “perros que ladran” y la estratagema preferida; la de millones de bots.
Nada de eso funcionó. ¿Por qué? Porque las “cortinas de humo” ya no son efectivas para detener el descrédito presidencial.
Y es que según distintas encuetas serias, la popularidad de AMLO ya ronda múltiplos del 50 por cierto de la preferencia y, al mismo tiempo, 50 por ciento de rechazo. Es decir, se localiza en los niveles más bajo en años.
Por eso también lanzó otra cortina de humo al anunciar que en el presente año ofrecerá cuatro informes presidenciales, a pesar de que la Constitución sólo ordena que se informe a la nación una ocasión por año.
Nada le valió a López Obrador para revertir la percepción negativa del 50 por ciento de los mexicanos a causa de la epidemia feminicida; todo ello en medio de cifras duras sobre la muerte de mujeres por razones de género.
Por ejemplo, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, en 2018, en todo el país se cometieron 891 feminicidios y en 2019 la cifra se elevó a 976. Es decir, un incremento de casi 10 por ciento.
También a nivel nacional, el feminicidio infantil subió 11 por ciento.
En Ciudad de México se cometieron 43 feminicidios en 2018 y en 2019 las mujeres muertas por razones de género llegaron a 68, lo que significa un incremento de casi 60 por ciento.
Nada para los feminicidios y a casi 15 meses, se derrumba el gobierno de AMLO.
Al tiempo.