Acercan puestos de trabajo a discapacitados, jóvenes, mujeres y migrantes
MÉRIDA, Yuc., 22 de noviembre de 2024.- Como parte de las más de 160 peregrinaciones que se están llegando al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en el barrio de San Cristóbal, abuelitos del Asilo Brunet Celarain Mérida realizaron una para visitar a la Virgen de Guadalupe y escuchar la homilía del día.
Para esta actividad, un grupo de 26 viejitos y tres monjas peregrinaron desde el asilo hasta la entrada de la iglesia, para ser recibidos por el sacerdote Fernando Valdez, quien ofició la misa de las 10 de la mañana, celebración en la que destacó el trabajo de las monjas y los voluntarios que cuidan a los abuelitos de este albergue.
En su mensaje, el presbítero señaló que los residentes del asilo tienen mucho que ofrecerle a Dios, ya que en sus dolores, tristezas, enfermedades y abandonos se ofrecen al Señor y eso se convierte en la fortaleza de la iglesia, a través de sus oraciones, motivo por el cual les pidió que recuerden que su vida vale mucho.
“No olvidemos que nuestra vida vale porque Dios nos sigue amando. Nuestra vida vale porque podemos hacer algo por los demás a través de nuestra oración y el ofrecimiento continúo de nuestra vida. Nuestra vida vale porque Dios nos ve como sus predilectos, ya que el amor que Dios les tiene se refleja en el amor que se tienen entre ustedes”, dijo.
Por su parte, Sor Margarita Tirzo, una de las monjas que trabaja en el asilo, señaló que el Celarain tiene aproximadamente 40 años peregrinando, una actividad donde participan las hermanas, voluntarios y los abuelitos y en esta ocasión acudieron para pedirle a la Virgen de Guadalupe que haya paz en el mundo y que se terminan las guerras.
“La oración del anciano, del enfermo, suben como incienso a la presencia del Señor y el Señor lo coge para beneficio de los del mundo que están sufriendo en las guerras y es por eso que todos venimos a pedir por la paz”, indicó la religiosa que encabezó la peregrinación de los abuelitos del Celarain a San Cristóbal.
Óscar Ortiz, uno de los huéspedes del asilo, dijo que es una alegría participar en esta actividad con los compañeros que pudieron venir, ya que solo estuvieron presentes los que podían caminar, ya que el albergue tiene a más de 150 abuelitos, además de que agradeció la labor que hacen los voluntarios y las monjas por él y sus compañeros.