Migración y adicciones, maldición del progreso
¿Quién gobierna?
Tabasco y Tamaulipas cerraron el año con una violencia incontrolable. Los gobernadores de ambos estados son de Morena y mientras uno tomó el camino fácil de exhibir a su antecesor, también de Morena, el otro cree que negando lo que sucede en su estado este se pacificará.
De hecho, Rocha Moya decía aún cuando era candidato que él se sentaría con el narco y que eso le daría la pacificación del Estado donde el “Chapo” y el “Mayo” tenían asentada su base y sumándole que, aunque no lo dijo expresamente si lo dejó ver, eran sus amigos y que él había nacido en Badiraguato por lo que platicaría con ellos. “No se puede gobernar sin hacerlo”, le dijo a Carlos Loret de Mola.
La realidad es que Guerrero y Chiapas también están en focos rojos, lo mismo que Chihuahua, Sonora y hasta Jalisco y Guanajuato, Baja California y el Estado de México. A decir de los Estados Unidos, el gobierno de México le ha cedido a la delincuencia más del 30 por ciento del territorio, al extremo de que sólo declaran “visitables” para sus compatriotas Yucatán y Campeche, que ya no son aquellos que competían por los primeros lugares de seguridad en el país.
Sin embargo, la 4T no sólo no da resultados en temas de seguridad, tampoco los da en salud, donde los hospitales y la atención a los derechohabientes más débiles no comulga con ese adjetivo de “Humanismo Mexicano”; menos se preocupan por el tema de gobernar para todos. Si en algo es idéntico el gobierno de la 4T al de Trump es en la división, en la siembra del odio, en las faltas a la Constitución y su ultraje para adecuarla a sus deseos y excesos.
El tema democrático no es tan diferente al del vecino del norte: 36 millones de votos los interpretan como la patente de corso para hacer su voluntad: desaparecer la Corte; desaparecer a los pluris y, ya encarrerados, asfixiar por inanición de recursos no sólo a sus adversarios sino también a los que, alejados, siguen sin doblegarse ante ellos.
No nos apoyaste, espetan a diestra y siniestra a quienes, ingenuos, pensaron que ganando gobernarían para todos: 100 millones de mexicanos marginados mientras algunos se conforman con las dádivas que les garantizan su voto y la popularidad expuesta a diario en encuestas. Algo así como las ideas de Fox y de su ejercicio de gobierno, y como si la popularidad fuera un resultado.
Así, cada día se ve más lejana la posibilidad de que tanto Javier May como Arturo Rocha Moya dimitan. Uno porque tiene cuatro meses en el cargo y el otro porque tiene mucha información de los vínculos con el narco de Morena y de quienes fueron candidatos en 2021.
Mientras la economía de México se contrajo 0.6 por ciento en octubre-diciembre de 2024, la primera caída trimestral en más de tres años, golpeada por un débil desempeño de las actividades agropecuarias y del sector industrial, de acuerdo con cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La contracción trimestral del Producto Interno Bruto (PIB), la primera desde la disminución de 0.9 por ciento que sufrió en el tercer trimestre de 2021, fue mayor a lo esperado por los analistas, un consenso de un declive de 0.2 por ciento.
Al interior del PIB, las actividades primarias, que incluyen la agricultura, la pesca y la minería, se contrajeron 8.9 por ciento, y las secundarias, que engloban las manufacturas, descendieron 1.2 por ciento.
Las actividades terciarias, que abarcan el sector servicios, fueron las únicas en mostrar un crecimiento, pero de apenas 0.2 por ciento.
La Cuarta Transformación no llegó para dar resultados: la falta de seguridad es generalizada, lo mismo que las urgencias en temas de salud y hospitalización, el consumo de drogas tampoco se ha detenido al extremo de que la última encuesta nacional de adicciones tuvo que ser desechada “porque no era vinculativa en sus datos”, se justificó.
La realidad es que Morena está construyendo el país que a ellos les importa en el que las elecciones sean sólo una justificación de su presencia en el gobierno, al que llegaron y no dejarán hasta que la gente se canse de los excesos y la falta de resultados. No hay gobierno autoritario que caiga por elecciones y como ejemplo está el de Maduro en Venezuela que a pesar de perderlas no lo aceptó sin importar las evidencias públicas de su derrota.
Algo similar a lo que sucede en otros países de América, como Cuba y Nicaragua.
Linchamiento y drogas
El linchamiento de Ismael Alejando, el Güero, en Tekit, y la agresión a un médico en Ucú sacó a relucir la venta de drogas en comunidades del interior Yucatán que han detonado actos violentos en los que, hasta ahora que se sepa, han habido dos víctimas fatales.
Los medios locales se han enfocado a que el joven, que padecía de sus facultades mentales, cometió el delito por sus hábitos de drogadicción y se ha evadido lo que su madre Leticia Canché denunció: su hijo pagó por droga a la familia de Doña Candy y al negarse a entregarle el producto regresó y agredió a la mujer, cuyos hijos también consumen estupefacientes.
El caso hizo surgir algo que es un secreto a voces: hay consumo de enervantes en la entidad y, de acuerdo con varios testimonios incluso de altos mandos de la policía local, el centro de distribución está en Kanasín, municipio conurbado de la capital yucateca.
La saña es única en el caso de Tekit porque los otros tres en igual número de diferentes municipios que se habían dado, no pasaron de golpes a presuntos ladrones.
Los linchamientos en el país no ocurren exclusivamente en el medio rural, sino en zonas netamente urbanas, siendo Puebla, Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca y la capital las entidades con mayor prevalencia al concentrar más de 74 por ciento de los casos, coinciden los doctores Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el artículo Acerca de los linchamientos (y el vigilantismo): reflexiones sobre la violencia en México, publicado en el número 237 de la revista El cotidiano de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Azcapotzalco, los especialistas estudiaron este fenómeno, que es mayormente abordado como nota roja por los medios de información.
“Desde nuestro particular punto de vista, estos ajusticiamientos constituyen un tipo de acción colectiva (tumultuaria) de carácter acremente violento (fatal), en la que los participantes manifiestan un alto grado de indignación moral (irritación compartida) en respuesta punitiva no legal (sin debido proceso judicial) a conductas de individuos (ofensores-víctimas) que atentan contra la vida, integridad, dignidad o patrimonio de miembros del grupo, y que expresan la crisis de autoridad o pérdida de confianza en los aparatos de procuración y administración de justicia”, sostienen.
De acuerdo con datos recabados por los especialistas, en el periodo 2016-2022 este tipo de quebrantamiento social registró mil 423 casos en la modalidad de linchamiento y 196 en grado de tentativa, para un total de mil 619.
En Yucatán, el de Tekit es el primero con saldo fatal, pero también es el único en el que las drogas han sido el detonante del enfrentamiento.
Las afirmación de Leticia Canché, madre del occiso, no debe quedar sin la investigación judicial correspondiente. Si bien es cierto que el Güero ya había cometido un homicidio anterior en 2021 cuando fue sentenciado y liberado porque se determinó su grado de afectación por esquizofrenia no hubo el cuidado de someterlo a un tratamiento y una vigilancia especial por su condición.
La gravedad de los hechos provocó que su madre, conocedora del mal de su hijo, lo entregara a la policía que pretendió traerlo a Mérida posteriormente pero la turba se los impidió al conocerse que Doña Candy había sido declarada muerta. Incluso, se habla de que los hijos de la difunta fueron algunos de los perpetradores de la muerte y que, como él, también son afectos al producto que su familia vende en el domicilio familiar en el que el Güero agredió a Doña Candy.
La oportunidad es excelente para que el nuevo gobierno inicie una investigación a fondo del consumo de enervantes en Yucatán y se evite que actos como el de Tekit puedan repetirse por un pleito de distribución de estupefacientes.
Hacerse de la vista gorda, evadir el tema por considerarlo peligroso o como parte del acuerdo nacional de Morena de no ir contra los miembros del crimen organizado no sólo crecerá sino que la impunidad empoderará a quienes a ello se dedican y hacen del silencio cómplice de una actividad que está presente en los 106 municipios de la entidad con complicidad o no del gobierno en turno.
Vaya trompo que tiene Huacho Díaz Mena en la uña: aceptar que hay un problema de consumo de drogas y de distribución en todo el Estado o enfrentarlo y sacar la casta para reducirlo a la mínima expresión porque sería ingenuo pensar que se podrá acabar con el vicio y la actividad delictiva.