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Indicador Político
Lo que vemos todos los días en el nuevo sexenio sólo tiene un nombre: la debacle del país.
El fracaso del gobierno que nos ofreció sería diferente y tenía la solución para todos los males no sólo exhibió a una sociedad que fue permisiva y aplaudía la corrupción y sus “programas sociales” sino que se llegó a la justificación de la violencia que sucedía en el país siempre y cuando no les tocara a ellos y a sus más cercanos y conocidos.
El envio de 29 capos del Crimen Organizado a Estados Unidos deja un clarísimo mensaje: López Obrador no lo quizo hacer y aunque muchos podríamos asegurar la razón, lo cierto es que no se puede negar lo que sucedió en 2021 cuando el narco operó la elección intermedia y llevó a varios de sus “financiados” a los gobiernos de los estado del Pacífico norte.
La imposición de aranceles con la que amenaza Trump al país deja claro que los autoritarios no respetan las leyes y nos les importan los tratados internacionales que sus países han firmado. No, les importa lo que harán ellos y si tienen que violar sus Constituciones así lo harán al extremo de desaparecer a la Suprema Corte si se opone a aceptar que los deseos del autócrata violan preceptos y derechos ciudadanos.
Así nos pasó en México y ha sucedido en Cuba, Venezuela o Nicaragua que acaba de abandonar el consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas precisamente porque le estorba el escrutinio internacional luego de cancelar elecciones y eliminar a la Suprema Corte de ese país además de la expulsión de sacerdotes y opositores al régimen de los Ortega.
Trump pareciera haber condicionado la entrada en vigor de los aranceles -aunque se violente el Tratado de Libro Comercio- a la entrega de los capos del narco y a la disminución de la producción y venta del fentanilo a su país. Aquí el gobierno dirá que fue un acto de gobierno, que no recibieron presiones por ello, pero la realidad poco importa cuando vemos que muchos de esos capos no estaban en listas ni en procesos de extradición.
El gobierno de Washington no le da crédito al de México. Dice que ellos negociaron desde una posición de fuerza que implica aplicar todo el poder de un presidente atrabiliario y exigente, por no decir caprichoso.
En los hechos, la Cuarta Transformación sí es responsable del crecimiento del crimen organizado: no lo combatió seis años precisamente, según han admitido varios de sus líderes, porque financiaron y apoyaron a los candidatos de Morena que no sólo no los perseguía sino que hasta los ayudó para construirles carreteras y vías de comunicación en el conocido como el Triángulo Dorado para facilitarles el traslado de sus “mercancías”.
No se trata de decir que está mal que hayan entregado a esos capos, no. Lo que nos molesta es que haya sido después del empoderamiento y su fortaleza gracias a un gobierno cómplice que no tuvo empacho en manifestarles su apoyo y protección.
México es territorio del crimen organizado: Guerrero, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Chiapas, Tabasco, Tamaulipas, Sonora, Nuevo León, Veracruz.
Ocupamos el primer lugar en una lista de 193 países donde se clasifican actividades económicas ilícitas, donde la trata de personas, el tráfico de drogas, el fraude financiero, el cobro de piso y el comercio de piratería son normales. Somos el “paraíso mundial” de los mercados criminales y ello creció sin control los últimos seis años.
México, junto con Myanmar, Afganistán y Siria concentra la fabricación mundial a gran escala de drogas sintéticas, así de grave y eso sin contar que somos el tercer lugar mundial con mayor fuera policiaca, pero coludida con la delincuencia para 94 asesinatos diarios que hoy se enmascaran con un número ilimitado de desaparecidos.
México está muy lejos de estar bien y a pesar de ello se votó para confirmar un proyecto de destrucción que se vistió como el Segundo Piso de la Cuarta Transformación y que consolidó al desaparición de la Suprema Corte de Justicia, hace unos días el INE ratificó que ahora los ciudadanos ya no contarán los votos en los comicios para elegir jueces, además de la desaparición de una serie de organismos autónomos constitucionales que constituían un freno al poder presidencial desmesurado.
La democracia es una falacia en el México actual y tratar de vender la idea de que estamos mejor es burlarse de quienes vivieron en el México de los años 70´s y padecieron las imposiciones presidenciales que nos mantuvieron por sexenios en el atraso económico y social.
No, el México de 2018 no era el mejor ni el ideal, pero mucho se había avanzado en la rendición de cuentas, en el combate a la corrupción y ya no eran común la exacerbada flagrancia del gobierno para favorecer a sus consentidos, incluidos los hijos del presidente y los miembros del gabinete presidencial.
Mucho había por hacer sobre todo con los excesos de gobernadores y alcaldes, pero los avances en el control político habían aumentado. Eso hoy es cosa del pasado y para muestra la manipulación de la super mayoría en las cámaras que le dan a Morena la posibilidad de modificar la Constitución algo ritmo de sus mayoriteos.
Exhibida
Los escándalos de la gobernadora Sansores ya no son noticia. Desde reclamos fuera de lugar en público a la presidenta, hasta un familiar suyo operando como el personaje de mayor poder en su gobierno, hasta excesos y violaciones a la ley que han llevado a la renuncia de un fiscal.
Ahora, el disfraz de Maria Antonieta en pleno Carnaval vaya que ha generado polémica y críticas a quien, de por sí, se ve cómoda en el papel de la piñata. Triste que una gobernadora ganadora en una elección de tercios, que tenía que legitimase con un gobierno para todos y con el respeto irrestricto a la ley y al diálogo haya dilapidado su escaso capital político con la conformación de un gabinete repudiado y decisiones por demás polémicas y algunas violatorias a la legalidad.
Pensar que ella podrá imponer a quien la sustituya es tan risible como ese disfraz de quien haya sido quizá la reina menos sensible en la historia y a la que el pueblo le cobró con su cabeza sus desplantes. El ridículo nacional de la gobernadora sumó una muesca más y vaya que la burla ha sido generalizada.