
Realizan primera procuración multiorgánica en el HRAEPY
MÉRIDA, Yuc., 14 de marzo de 2025. La quiropráctica es una disciplina médica que requiere formación profesional y certificación oficial para su ejercicio. Sin embargo, en México, durante años ha existido la práctica empírica conocida como “huesería”, en la que personas sin estudios formales ofrecen ajustes vertebrales sin contar con la preparación necesaria. Esto representa un serio riesgo para la salud de quienes recurren a estos tratamientos sin conocer las consecuencias que pueden traer.
Moisés Resnik, director general de franquicias de quiroprácticos Dolorfin y secretario de educación del Colegio Nacional de Quiroprácticos, explica que la quiropráctica es una licenciatura que requiere cuatro años de estudios universitarios, más un año de servicio social. Durante su formación, las y los estudiantes deben atender al menos a 1,000 pacientes y realizar más de 5,000 ajustes antes de obtener su certificación.
En contraste, muchas personas que ejercen sin estudios formales han aprendido empíricamente, ya sea por tradición familiar o por observación, sin conocer los fundamentos anatómicos y neurológicos de la quiropráctica.
“No se puede ejercer la quiropráctica sin una cédula profesional, al igual que no se puede ser abogado sin un título en derecho o cirujano sin estudios en medicina”, enfatiza Resnik.
El principal peligro de la quiropráctica empírica es la manipulación incorrecta de la columna vertebral y otras articulaciones, lo que puede derivar en lesiones graves. Entre los riesgos más comunes se encuentran:
Fracturas de costillas: Aunque en muchos casos no representan un peligro mortal, pueden causar dolor intenso y limitar la movilidad.
Lesiones cervicales: Un ajuste mal realizado puede dañar los ligamentos cervicales, dejando el cuello inestable por meses o incluso de por vida.
Riesgo de accidentes vasculares: Manipulaciones inadecuadas en la zona cervical pueden comprometer arterias y provocar problemas neurológicos severos.
Automedicación peligrosa: Algunas personas que practican la quiropráctica sin certificación recetan cortisona u otros antiinflamatorios sin ser médicas o médicos, lo que puede causar efectos adversos graves.
Resnik advierte que estos tratamientos sin supervisión pueden derivar en complicaciones serias.
“En el mejor de los casos, una mala manipulación solo provocará un dolor pasajero, pero en el peor escenario, puede generar daños permanentes en la columna”, puntualizó.
El Colegio Nacional de Quiroprácticos trabaja activamente en la regulación de la profesión, cerrando establecimientos donde se practican tratamientos sin certificación. Actualmente, en México existen alrededor de 3,000 personas graduadas de quiropráctica en universidades reconocidas, pero solo 800 cuentan con cédula profesional.