País en guerra
Los cuatroteros andan eufóricos.
Y los cuatreros más.
-El daño electoral está hecho -dicen aquellos.
-Y todavía faltan más golpes -se entusiasman los segundos.
Los dos Emilio Lozoya, el padre Thalman y el hijo Austin, han sido distracción pura en estos tiempos de coronavirus, casi 44 mil muertos, muy cerca de 400 mil contagiados y una crisis sin atención ni fin.
Hasta hoy ambos han cumplido su promesa de citar a los principales enemigos de la 4t -de ahí cuatreros y cuatreros, no vaya usted a pensar mal- para la elección de 2021.
La oposición mejor vertebrada, si se le puede llamar así, es Acción Nacional (PAN) de Marko Cortés, Ricardo Anaya, Ernesto Cordero, Francisco García Cabeza de Vaca, Francisco Domínguez y a cuantos usted ha escuchado y leído.
Todos están en la picota mediática del régimen para escarnio público y lo demás será cosechar votos con la campaña anti-corrupción como si fuera el 2018.
O mejor, porque hoy el poder decidirá qué se hace con ellos más allá de exhibirlos por un delincuente confeso a cambio de salvar a su madre, a su hermana y a sus socios cercanos.
LOS NUDOS PERDIDOS
Pero también hay temores.
Cuando Alejandro Gertz Manero fue obligado a negociar, todo pintaba muy bien.
Emilio Lozoya Thalman ofrecía a su hijo Emilio Lozoya Austin a cambio de indulgencia como testigo colaborador, eufemismo para rehuir la justicia a cambio de involucrar a otros.
¿Con cuántas pruebas?
Es aquí donde empieza el problema.
No están sólidos dos nudos de la corrupción, el de Odebrecht y el de los beneficiarios finales, sean los publicistas de Enrique Peña contratados por Luis Videgaray o legisladores de todos signo.
Nadie espera recibos personales firmados y menos facturas legítimas para disfrazar la entrega de recursos como ha declarado Lozoya Austin.
Pero hasta ahora el ex director de Pemex no ha aportado pruebas ministeriales convincentes para dar por válidas todas las acusaciones.
Gertz Manero sabe de mucho de eso y penalmente le faltan cabos.
Aquí surge la duda: ¿y si se quedó con el dinero?
Eso no importa a los cuatroteros: la explotación política ya está hecha.
SEAMEX Y ORO NEGRO
1.- Las acusaciones de Emilio Lozoya Austin son diferentes a los hechos.
Por ejemplo, qué hizo con Seamex, empresa de perforación aliada con Seadrill y el regiomontano David Martínez.
Aquélla tuvo contratos de privilegio extendidos cuando llegó José Antonio González Anaya, quien dio un empujón a Seamex al terminar contratos de su competidor Oro Negro.
Luego González Anaya estuvo en Hacienda y Oro Negro fue asfixiado, se le congelaron las cuentas y se le llevó a la quiebra.
Pero esos son temas del fiscal Alejandro Gertz Manero y la Unidad de Inteligencia Financiera de Santiago Nieto.
Y 2.- Van 15 visitas presidenciales a Oaxaca y todas con frutos, para satisfacción de Alejandro Murat.
El fin de semana juntos recorrieron parte de la autopista a la Costa, abandonada durante un decenio.
Luego visitaron las obras de rehabilitación del Ferrocarril Interoceánico, la refinería Antonio Dovalí Jaime y le puerto de Salina Cruz.
Obras que buscan compensar, destacaron ambos, el desequilibrio del sur/sureste con el norte y el centro del país para contener la pobreza y el abandono regionales.