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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 2 de enero 2021.- Nadie se imaginaba que 2020 iba a ser un año tan diferente como a ninguno otro visto, prácticamente, en un siglo. La llegada de un nuevo coronavirus cambió radicalmente la vida de las personas alrededor del mundo, para tener que adaptarse a una nueva realidad no prevista, ni imaginada en el mundo moderno.
La aparición de la enfermedad ocurrió en un mercado de mariscos de Wuhan, la ciudad más grande de China e importante centro de transporte. Las autoridades de salud del país asiático registraron entre el 12 y el 29 de diciembre de 2019 los primeros casos de un brote de neumonía de origen desconocido, en el que los pacientes presentaron como síntomas secreción nasal, tos, dolor de garganta, así como dolor de cabeza y fiebre que podían durar un par de días.
Este grupo de casos fue notificado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 31 de diciembre del año pasado y para el 1 de enero de 2020 cerró el mercado con el objetivo de contener el mal. Una semana después los científicos chinos identificaron el patógeno como una nueva cepa de coronavirus, en la misma familia del síndrome respiratorio agudo severo y mortal SARS e inicialmente llamado 2019-nCoV por la OMS.
Para los días 11 y 12 de enero, las autoridades chinas habían diagnosticado 41 casos de infección, además de compartir la secuencia genética del virus para que los países desarrollaran los kits de diagnóstico. Por su parte, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan reportó la primera muerte provocada por el coronavirus: un hombre de 61 años de edad, expuesto al virus en el mercado, quien falleció el 9 de enero a causa de una insuficiencia respiratoria.
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