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MÉRIDA, Yuc., 12 de marzo de 2024.- Con el fin de acercar la literatura infantil a niñas y niños de primera infancia, Investigación y Educación Popular Autogestiva Asociación Civil (Iepaac) puso en marcha el programa Bibliotecas itinerantes en comunidades mayas, esquema que ha ayudado a fortalecer el vínculo entre madres e hijos.
Laura Quijano Enríquez, representante de la organización civil, comentó que estas bibliotecas se han llevado a cabo en comunidades de Mayapán, Cantamayec, Maní y Teabo, espacios donde se ha roto el mito de que hasta que puedan leer, las y los niños podrán disfrutar de las historias de los libros, así como de su contacto.
Mencionó que el primer contacto se da cuando terminan chupando, masticando, pisoteando, tirando, incluso, rompiendo el libro, ya que forma parte del aprendizaje de la niñez por los libros, además de que genera un espacio seguro para las mamás, ya que pueden compartir experiencias de la maternidad y aprendizaje con otras madres.
“El objetivo no es tanto desarrollar el hábito (de la lectura), sino todo lo que pasa a través del libro, ya que hay desarrollo de la imaginación, del juego conmigo mismo, con mi hermano o con mi mamá y, ahorita, en esta etapa de vida, lo principal es eso: a través de un libro conectarme con la persona que estará conmigo”, indicó la mujer.
En ese sentido, Gabriela Dzul, agente de cambio de la comisaría de Teabo, comentó que uno de los beneficios que ha notado con este esquema social es el aprovechamiento del tiempo entre madre e hija o hijo, además de que une a la familia con tiempo y los infantes aprender a escoger sus libros, para que a la postre puedan crear una biblioteca casera.
Puntualizó que los libros más lastimados, son los más disfrutados, los que más se usan y eso no quiere decir que esté mal que sean maltratados, ya que la meta es que las infancias sean felices con ellos, además de que el rompimiento o la rayadura de estos, puede generar otras historias que saldrán de la imaginación de las partes involucradas.
“No es tan malo que lo rayen, porque esa rayita se puede convertir en un gusanito y a la historia ya le damos algo más. Cuando ellos (las infancias) se van empapando de esto, se va haciendo todo productivo”, indicó una de las seis agentes de cambio, quien con junto con sus compañeras ha impactado a aproximadamente 175 niños.
Ante el éxito de este esquema, la entrevistada expresó que entre las mejoras que podrían darse del programa, está la ampliación de este en cuanto a la edad de los niños, para que no solo se atienden a niñas y niños de cero a cuatro años, además de que se replique en otras comunidades, por lo que ya se busca repetirlo en comisarías de la capital.
“El acercamiento a una biblioteca es buena inversión para las familias, para los niños y para la comunidad en general. Entonces, me parece que este proyecto que tenemos pueda ser expansivo a otras comunidades y que poco a poco se replique en todo el Estado”, dijo Gabriela Dzul durante una charla en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey).