Clavadista Randal Willars se fortalece con miras al ciclo olímpico
MÉRIDA, Yuc., 7 de agosto de 2020.- El 7 de agosto de 2005, con apenas 23 años de edad, Óscar Rivera subió inspirado al montículo del Parque Kukulcán y retiró en riguroso orden a los 27 bateadores que enfrentó, sin pasaportes, golpes o errores, para lanzar el primer Juego Perfecto en la historia de la postemporada.
A 15 años de haberse cumplido la hazaña, el zurdo melenudo convirtió esa fecha en algo mágico e imborrable para su carrera, para la novena yucateca y para todo el beisbol mexicano, que nunca había vivido una hazaña como la que se presenció en 2005.
“Cuando sentí que todo se había hecho más grande fue en la octava entrada, cuando salí del dugout y toda la gente empezaba a gritar mi nombre”, comentó el lanzador.
La historia incluye también una gran carga de responsabilidad, pues ese día le tocó a Rivera abrir el séptimo y decisivo encuentro de playoffs ante los Guerreros de Oaxaca, a quienes superó 1-0 para convertirse rápidamente en el nuevo ídolo de la afición, y pieza clave de una generación que le dio a los Leones dos finales y un título de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).
La única carrera que se registró en el Juego Perfecto de Óscar Rivera fue obra de un vuelacercas conectado por Luis “El Rayo” Arredondo en la tercera entrada, y entre las jugadas más emocionantes que lo ayudaron a conseguir la máxima joya fueron la gran atrapada de Willie Romero, quien corrió hasta lo más profundo para alcanzar el batazo de Erick Rodríguez, y el dramático último out del juego donde “Mr. Perfecto” puso en cuenta llena a José Montenegro, para finalmente poncharlo.
En toda la historia de la LMB se han registrado sólo 11 Juegos Perfectos: el primero de Ramiro Cueva en 1953 con Laredo y el último de Pascual Coco, en 2006 con Monclova. Sin embargo, el protagonizado en 2005 por Oscar Rivera es el único hasta el momento, logrado en la postemporada.