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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de noviembre de 2020.- Uno de los deportistas que le han dado prestigio al atletismo mexicano ante los ojos del mundo fue Ernesto Canto Gudiño, un imparable marchista, que en la prueba de los 20 kilómetros tocó el cielo con una colección de oros en el denominado Ciclo Olímpico, el cual consolidó en lo más alto del podio en las Olimpiadas de Los Ángeles 1984, hazaña que a la fecha nadie ha podido alcanzar, pero este viernes perdió la caminata de la vida a sus 61 años de edad, aunque su gloriosa carrera lo hace eterno.
La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) añadió en un comunicado que junto a Raúl González, fueron pilares de la época de oro de la marcha mexicana, reyes que pisaban terrenos nunca antes conquistados: Canto subió al podio en aquellos Juegos Olímpicos donde hizo retumbar un Memorial Coliseum de Los Ángeles, con 80 mil espectadores, inmueble que albergaba esta justa por segunda ocasión después de la edición de 1932, pero como fiel escudero, González llegó detrás para cerrar con la plata y aunque después logró oro en los 50 kilómetros, ese 1-2 infló el pecho de todos los mexicanos.
Esta hazaña no fue por casualidad, pues la perfección en cada pisada de Ernesto Canto, la trabajó desde finales de los años 70, pero la década ochentera lo recibió con el Premio Nacional del Deporte en 1981, luego de brillar en algunas giras por Europa, como el oro en la Copa del Mundo de Valencia, España, donde dejó advertencia de que en México estaba por llegar una dominante generación.
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