Clavadista Randal Willars se fortalece con miras al ciclo olímpico
GUADALAJARA, Jal,. 16 de enero de 2021.- El mundo del deporte se vistió de luto un día como hoy, pero de 2013. Noé Hernández, uno de los medallistas mexicanos en Juegos Olímpicos perdió su lucha para mantenerse con vida, pero dejó un legado muy importante en la disciplina de marcha.
Noé Hernández Valentín nace un 15 de marzo de 1978 en el municipio de Chimalhuacán, Estado de México, hijo de José Hernández y Felipa Valentín, penúltimo de cuatro hermanos: Juana, Roberto, Refugio y José. El conocido de forma popular entre sus amigos como el Chivo, tiene su primer contacto con los deportes, ya que sus maestros de educación física lo invitan a la edad de 14 años, demostrando rápidamente su gusto y aptitud por la marcha; sin embargo, es el deporte de conjunto, el futbol, lo que roba su atención dos años atrás y es su maestro, José Jeremía Pío, quien le insiste que se decante a la caminata.
Sabía decisión, pues esta sería la disciplina que lo daría a conocer a nivel mundial y la que lo sacaría de los amplios problemas económicos, aunque como todo en la vida, los comienzos no son fáciles, pues debe sortear diversos obstáculos para acudir a los entrenamientos y de paso, la poca confianza de sus colegas quienes no creían que pudiera sobresalir. Pero fueron esos comentarios y malos augurios que lo impulsan para salir adelante, siendo entonces su primera competencia a nivel internacional, en 1997, a los 21 años, en Apodaca, Nuevo León, para que dos años después, gracias a su notable desempeño, asista al Campeonato Centroamericano.
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