Habrá espectáculos y mucha diversión para cerrar actividades en X’matkuil
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de noviembre de 2021.- Para muchos, Akasha es una nueva cara en el spot light de la música, sin embargo, la realidad es que ha formado parte de distintos movimientos alternativos, que poco a poco fueron dándole cara a la escena artística.
Así́ como en 2016 coqueteaba con las artes visuales en distintas plataformas y se desenvolvía en los primeros pasos de pequeños movimientos enfocados a la poesía (aunque de su parte, en un lado mucho más personal), poco a poco se fue desarrollando en distintas disciplinas como el diseño y el tatuaje, justo en un momento clave que encendió́ la llama de una conversación por la equidad en esa industria, que si bien antes era rechazada socialmente, hoy es un pilar de las metrópolis.
Sin embargo, Akasha rara vez se conformaba con crecer en una tangente y quedarse quieta; es por eso que a los 21 años comienza un proceso evolutivo a nivel narrativo en el que descubre que la literatura que creaba no tenía porqué ser “triste”; al contrario, perteneciendo a tantas artes y con una carrera joven pero fructífera, ¿por qué recaer en la tristeza y depresión para expresar un sentimiento?
Ahí́ es cuando probablemente podamos hablar del verdadero nacimiento de la Akasha que conocemos hoy en día: una entidad empoderada en su discurso, que no necesita de victimizarse o llorar para sanar un corazón roto, sino de una energía imponente que denota el verdadero poder de una mujer por encima de lo esperado a nivel musical, producción y lírico.