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MÉRIDA, Yuc., 17 de septiembre de 2020.- En repudio a la violencia que históricamente han enfrentado, según justificaron sus voceros, una multitud de indígenas colombianos derribaron con cuerdas una estatua de Sebastián de Belalcázar, un conquistador español del siglo XVI.
Videos divulgados el pasado miércoles en redes sociales muestran a decenas de indígenas del suroeste del país, usando sogas para derribar el monumento del conquistador, quien posa sobre su caballo sobre un pedestal de concreto.
Entre gritos, los manifestantes celebraron el momento en que la efigie del fundador de las ciudades de Cali y Popayán, se fracturaba al caer al suelo desde varios metros de altura.
“Con la fuerza de la gente se logró derribar como acto simbólico de rechazo a tanto exterminio de los pueblos”, dijo Diana Jembuel, del pueblo indígena Misak.
Según Jembuel, el hecho se produjo en el marco de “una movilización” convocada por los pueblos indígenas Misak, Nasa y Pijao para protestar “por el exterminio físico y cultural” de “los pueblos indígenas del Cauca” y “los diferentes líderes sociales del país”.
Para el pueblo Misak, Belalcázar “fue uno de los líderes que formó la esclavitud, exterminó a los pueblos indígenas y masacró a los pueblos afros”, explicó la mujer.
El alcalde de Popayán, Juan Carlos López, rechazó la acción de los indígenas por considerarla “un acto violento contra un símbolo de una ciudad que es multicultural”.
En una declaración a los medios, aseguró que el monumento será restaurado y agregó que “la discusión cultural e histórica se puede dar, pero no con violencia”.
Los pueblos originarios enfrentan, además, la violencia de los grupos financiados por el narcotráfico tras el acuerdo de paz que desarmó a la otrora poderosa guerrilla marxista de las FARC.