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MÉRIDA, Yuc., 2 de mayo de 2020.- Un club de striptease en Oregón, Estados Unidos, ha incursionado en el negocio de la comida para llevar durante la contingencia por el Coronavirus Covid 19, pero sin olvidar el toque característico del lugar, al ofrecer servicio de “Drive Thru” con bailarinas exóticas, un concepto ahora llamado “Food 2 Go-Go”.
El Lucky Devil Lounge, ubicado en la zona sureste de Portland, cerró semanas atrás desde que la gobernadora Kate Brown prohibió las grandes reuniones públicas en todo el estado y ordenó que los bares y restaurantes dejaran de ofrecer servicio desde el 16 de marzo, dejando operar únicamente a los servicios para llevar.
Aprovechando esto último, el propietario de Lucky Devil KLounge, Shon Boulden, reorganizó su cocina para ofrecer servicio para llevar, aunque sus ventas habían caído sin la principal atracción del club, las bailarinas.
Es por eso que a través de redes sociales preguntaron a sus visitantes sobre qué les parecía la idea de que las chicas que trabajan en el club entregaran la comida. El tuit se volvió viral en cuestión de horas.
Desde entonces el Lucky Devil funciona con dos nuevas opciones: un espectáculo de baile en pedidos para llevar y entrega de comida por bailarinas. El club cobra 30 dólares adicionales por cada opción. Los precios de los alimentos se han mantenido igual.
El “drive-through” del club, promovido en redes sociales con el hashtag “#Food2Go-Go”, atrajo un flujo constante de clientes a bordo de sus autos, quienes eran dirigidos a una gran carpa, donde los recibían con escenarios de ambos lados, donde las mujeres que bailaban con cubrebocas y guantes de lentejuelas, pezoneras, bikinis y zapatillas de tacón.
Las actuaciones incluyen música DJ, luces de escenario y premios para los clientes, que eran entregados desde una distancia segura por las stripers. Los obsequios incluyeron muestras de un dispensario local de cannabis y rollos de papel higiénico.
Algunos automóviles llegaron cargados de hombres, una pareja en motocicleta y hasta un grupo de mujeres que hicieron un viaje de 280 kilómetros desde Seattle, para ver el espectáculo.