Aprueba Cabildo ley de Hacienda e ingresos de Mérida
MÉRIDA, Yuc., 30 de abril de 2021 .- Alba María Vázquez Manzanilla nació con una discapacidad que la mantendrá de por vida con las extremidades cortas; a sus 11 años se ha tenido que enfrentar a una realidad en la que ha recibido discriminación; sin embargo, Alba siempre mantiene una sonrisa en su rostro, su mayor motivación es ayudar a gatitos y perritos huérfanos.
La niña yucateca tiene una condición médica llamada acondroplasia que provoca que sus huesos sean cortos y gruesos, tiene fisuras, desviación de columna y sus piernas están arqueadas. Recientemente, se enfrentó a una osteotomía, una cirugía en la que le practicaron cortes en el hueso de su pierna izquierda, por lo que tuvo que dejar de ir al Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil Teletón (CRIT), al menos siete meses estuvo con la fibra de vidrio y enyesada.
“Estuve anestesiada pero me dolió mucho, cuando me quitaron el yeso me dolió. Solo pensaba en que no me doliera y olvidarlo”, relató Alba.
Alba, como muchos niños y niñas, anhela convertirse en una persona exitosa. Tiene afición por la lucha libre AAA, sin embargo, hoy en día quiere convertirse en representante de la cámara legislativa.
“Hay una luchadora que me gusta mucho, Big Mami, por ella quise ser luchadora pero no puedo por mis lesiones y cambié de opinión, quise ser policía, pero si me disparan me muero así que mejor quiero ser diputada federal para adoptar a todos los perros y gatos callejeros”.
Alba tiene dos mascotas, un perrito llamado Chayac y un gatito gris, disfruta jugar con ellos en compañía de sus dos hermanos: Ángel de 10 años y Andrés de 12 y a pesar de que se cansa rápido, porque le duelen mucho los huesos, trata de ser paciente y entender cómo manejar su discapacidad.
Debido a su condición, por no tener la fuerza, ni la facilidad de defenderse, a lo largo de su estancia en la primaria ha padecido discriminación e incluso agresiones físicas y verbales por parte de otros niños.
Mientras cursaba el quinto grado, unas niñas de primer año la encerraron en el baño, recibiendo distintas ofensas.
“Una niña de las que encerró a Alba, con tan solo seis años, la amenazó: si tú no te mueres en la cirugía, yo te mato”, relató su mamá, María Guadalupe Vázquez Manzanilla.
“Ellas no entendían mi discapacidad, me empujaban duro, hasta que otras niñas se dieron cuenta y fueron a decirle a la maestra y así regañaron a esas niñas. Me sentí triste porque a mi no me gustaba”.
Alba
De acuerdo a los relatos de la señora María Guadalupe, en el año 2019, por trato discriminatorio y por obligar a su hija a subir escaleras en contra de las recomendaciones médicas, la familia presentó una demanda de amparo en contra de los directivos de su escuela.
Luego de que se dictaminó que Alba ganó la demanda, se estableció que la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey) garantice que la menor tome sus clases en un salón ubicado en la planta baja, tal como lo venía haciendo en cursos anteriores.
Las historias de personas con discapacidad como la de Alba, nos trasladan a una realidad en la que muchos niños y niñas como ella necesitan un contexto educativo y social incluyente. Es importante que sean integrados a la sociedad de forma que tengan las mismas oportunidades sin ser discriminados ni excluidos por ser peculiares o etiquetados por ser diferentes.