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MÉRIDA, Yuc., 2 de octubre de 2020.- “Nos estamos muriendo de hambre, no estamos vendiendo al precio que se vende normalmente, abaratamos demasiado el producto y aún así, si se venden quince kilos entre los tres puestos es mucho”, lamentó el señor Carlos García, vendedor de pescado frito en el interior del Mercado Lucas de Gálvez, quien dijo que desde hace un par de semanas las ventas en el interior de la central de abasto han disminuido de manera drástica.
“No es baja, lo que sigue de bajo, es una exageración, estaría bueno que vengas sábado o domingo, que no abre todo el comercio en el mercado, 11:45 ya da vergüenza estar acá porque no hay nadie, desértico es la palabra que describe al mercado en esos días”, comentó el dueño de La Sirena en entrevista para Quadratín.
El área conocida como La Pepita, es un reducido espacio destinado para los vendedores de pescado frito, que en la modalidad de servicio para llevar comercian este alimento en distintas presentaciones como postas o ejemplares marinos completos, que son pasados por la sal y el aceite hirviente de los cazos.
Sin embargo, su ubicación dentro del mercado y la difícil accesibilidad hacia el área, aunado a la baja afluencia que relacionan con el cambio de paraderos en el centro de Mérida, hacen insostenible mantener abierto un puesto, provocando el cierre de cuando menos ocho de los 11 locales que se encuentran en su interior.
“Todo está cerrado, no hay gente en los pasillos, de casualidad que se confunde alguien y entra, nos compra, pero solamente hay uno, dos, tres locales, pero nadie está en su puesto porque no entra la gente”, comentó el comerciante.
El señor García manifestó que entre las estrategias que han tenido que implementar para conseguir clientes, se encuentra la de ir a buscar comensales hasta otros pasillos del Lucas de Gálvez, así como disminuir drásticamente el precio de su producto. Sin embargo, aún así cada local de La Pepita vende como máximo cuatro kilos por día.
El pescadero de La Sirena reprochó que el gobierno de Yucatán y el ayuntamiento de Mérida hayan tomado “una decisión por el pueblo”, para implementar el nuevo Plan de Mejora a la Movilidad Urbana del Centro Histórico, que contempla la reubicación temporal de 201 paraderos de camiones a las afueras de la zona comercial, incluidos los ascensos que se encontraban alrededor de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito.
“Ahorita no podemos hablar de que la gente se está reponiendo, porque no es así, estamos hablando de que todavía va a iniciar el proceso de reposición, era como para que nos dejen todavía vender un poquito, pero nos quitan camiones y muere el mercado”.
La lamentable situación que viven los vendedores de las pescaderías ubicadas en La Pepita se suman a las denuncias realizadas por distintos comerciantes de ambas centrales de abastos ubicadas en el corazón de la capital yucateca, quienes se han pronunciado en contra de la reubicación de paraderos, por señalar que esta medida es la culpable de que las ventas en los mercados hayan caído hasta el 95 por ciento.
“Nosotros nos apegamos al reglamento, pero creo que independientemente a que tenemos la pandemia encima, la autoridad debió consensuar al pueblo para pensar en un cambio de paraderos”, concluyó el vendedor de pescado frito.