Alentadoras, perspectivas para sector de construcción: CMIC
MÉRIDA, Yuc, 21 de marzo de 2020.- Rubén está acostumbrado a las jornadas bajo el rayo del sol, su gorra roja y el paliacate debajo de ella le ayudan a soportar las altas temperaturas que despide el pavimento del estacionamiento del centro comercial cuando dan las 3 de la tarde. A sus 55 años, ya tiene la experiencia suficiente para poder elegir la fila de cajones que va a vigilar para poder recibir más propinas por su trabajo.
Los gorrillas o viene viene, como los conocen popularmente, son las personas que por lo regular, se encargan de procurar la seguridad de tu automóvil cuando entras al supermercado o a algún centro comercial, y aunque frecuentemente los puedes encontrar en calles aledañas al centro de la ciudad y edificios importantes, “los que trabajan en estacionamientos públicos se llevan más dinero”.
Estas personas generan un ingreso diario de aproximadamente 150 pesos al día, “con eso estamos conformes para comer”, cuando les va bien hasta 300, pero desde hace un par de semanas se conforman con la mitad de eso, desde que los meridanos comenzaron a seguir las recomendaciones sanitarias emitidas por las autoridades estatales para procurar la salud de los yucatecos, ante el aumento de casos de Covid 19, que lleva 17 casos confirmados en Yucatán.
Laborando un turno de 3 a 11 de la noche en el estacionamiento de un centro comercial ubicado al oriente de Mérida, Rubén confesó a Quadratin Yucatán que sus ganancias han reducido hasta al 50 por ciento, por lo que “muchos compañeros han dejado de venir a trabajar”.
“Hay días que no vale la pena, vienes temprano y si ves que no hay gente pues igual te vas temprano, juntamos 50 pesos pero aparte tenemos que pagar la cuota al que administra el estacionamiento”, mencionó el cuidador.
Agregó que con el cierre del gimnasio en el mismo centro comercial, así como la posible inhabilitación del cine, disminuya más el número de vehículos y de pesos que ingresa a sus bolsillos.
En otro estacionamiento de la cadena Wal Mart, Harry, quien llegó a Mérida desde hace una década proveniente de la Ciudad de México, considera que el nuevo Coronavirus es “una enfermedad inventada para eliminar a una parte de la población y generar ganancias” para empresarios “que producen cubrebocas, gel antibacterial y papel de baño”.
Aunque sus ganancias se hayan disminuido, el viene viene sigue asistiendo a su lugar de trabajo porque “si faltas, te quitan el espacio y se lo dan a otro”, situación contraproducente porque “vivo al día y no me puedo quedar sin lugar de trabajo”.
En una situación distinta, don Pablo, quien “le echa aguas” a los autos y camionetas que salen de una plaza comercial del norte de Mérida, reconoció que su situación no ha disminuído tanto, “porque la gente sigue viniendo al súper”, incluso, consideró “a veces vienen hasta más de una vez por semana”.
Y aunque reconoce que su trabajo representa un riesgo, al entrar en contacto directo con los conductores y recibir monedas de la mano de los mismos, considera que no puede dejar de trabajar “porque tengo familia que mantener”.
“Está bien que la gente se quede en su casa, ya dijo el gobierno que así sea y es por salud, el problema es que mi sueldo es de pura propina y si la gente no sale de su casa no viene al súper y no gano”.