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MÉRIDA, Yuc., 10 de mayo 2022.- Los festejos por el día de las madres están por toda la ciudad, y el Centro de Readaptación Social (Cereso) Femenil no es la excepción; en él se encuentran 20 mujeres privadas de la libertad, de las cuales 15 son madres que esperan con ansias este día, pues además de ser festejadas por la institución, pueden recibir visitas para celebrar junto a sus seres queridos y disfrutar con ellos su comida favorita.
Sin embargo, no todas recibirán visitas, como el caso de Lorena, sus hijos no podrán visitarla en esta fecha pues viven fuera de Yucatán y es un viaje largo y costoso, sin embargo, esto no mengua el buen ánimo tan característico en ella, y asegura, pronto estará con ellos.
Lorena cumple una condena de 31 años y dos meses, de los cuales ya lleva 5, y aunque ha sido duro estar lejos de sus hijos durante ese tiempo, asegura que la fe en que su situación es pasajera, la mantiene firme emocionalmente.
“Yo sé que esto no es para siempre, que en algún momento alguien va a ver mi caso y voy a salir y estar con mis hijos, por eso aprovecho todo lo que me ofrecen aquí en cuanto a conocimiento, porque cuando me vaya quiero salir siendo una versión mejorada de la que llegó y tener cosas que enseñarles a mis hijos”.
A veces los recuerdos llegan, pero a través de llamadas Lorena guarda la calma, lo más duro fue durante el primer año de pandemia, pues el miedo y la zozobra la tenía inquieta pero escuchar las voz de sus hijos la reconfortaba.
“Lo que más extraño es abrazar a mis hijos, cuando pienso en eso los recuerdo de chiquitos, extraño salir a jugar con ellos y hacerles su comida favorita, pollo con verduras, les gustaba mucho eso, cuando salga se los voy a preparar para ellos y para mi nieto, porque ya soy abuela”
Mientras la oportunidad de recuperar su libertad llega, Lorena aprovecha todos los cursos y talleres que la institución les brinda, ahora mismo cursa el cuarto de primaria y cuenta con orgullo, que ya sabe leer y escribir, aunque esto último se le dificulta un poco por la ortografía, además teje hamacas y descubrió su pasión por el diseño.
“Estar aquí para mí no es un encierro, es una oportunidad para descubrir cosas nuevas o una nueva versión mía, por ejemplo, yo diseño y dibujo las cosmetiqueras y bolsas que tejo, no sabía que podía hacer eso, ha sido un tiempo para reflexionar sobre mis acciones y sobre la vida, y de acercarme a Dios”.
A la distancia y después de 5 años como interna, Lorena hace una reflexión “yo no estoy presa, ahora soy más libre que nunca y espero seguir siéndolo cuando salga”.