Aprueba Cabildo ley de Hacienda e ingresos de Mérida
MÉRIDA, Yuc., 26 de octubre del 2022. Era finales de mayo del 2008 cuando la pequeña Shakira, una perrita pug de tres meses llegó a la vida de Isabel Arreola, era un regalo de su entonces novio y desde ese momento fue su fiel compañera en las buenas, las malas y las peores.
“Recuerdo que llegó a la casa con un moño, estaba hermosa, bien gordita, yo estaba muy emocionada porque no sabía si me iban a dejar quedármela o nos iban a correr a las dos de la casa, porque mis papas no querían animales, pero desde el principio fue una perrita muy tranquila, esa primera noche no hizo ruido ni nada”
Ese día comenzó la relación de amor, amistad y lealtad más bonita de Isabel, 14 años en los que Shakira la acompañó en la aventura llamada vida.
“Fueron 14 años de muchísimo amor, viajes, vivimos en varios lugares juntas, me acompañó en mis depresiones, cuando me rompían el corazón ella estaba conmigo, cuando me quedaba sin trabajo, o cuando tenía mucho trabajo ella era mi asistente” cuenta con nostalgia.
Los años fueron pasando y las aventuras y experiencias que vivían se fueron acumulado, Shakira era la reina del hogar, le ponían aceites esenciales para que no se enfermara y también para que no se estresara, bañitos, masajes, paseos, ropita, pero sobre todo amor, mucho amor fue lo que predominó en sus 14 años perrunos.
Pero los años no pasan en vano y las enfermedades comienzan a llegar, Shaki, como le decían de cariño tuvo varias afecciones.
“Fueron varias cosas, entre ellas un tumor en su patita y le tuvieron que quitar un dedito, fueron años de ir y venir, veterinarios, medicamentos, estuvo internada, la llevé a otra ciudad para que la atendieran, pero al final de camino, ya no podía más Shaki, y era momento de dejarla ir”
El momento de la despedida no fue fácil, pues despedirse de quien le dio amor sin condiciones no es fácil, e Isabel lo sabe.
“No ha sido fácil, a pesar de que ya pasaron los meses, la extraño, a veces creo que llegando a casa la voy a encontrar, o cuando estoy trabajando la busco en el piso, pero no está y aunque me duele, estoy tranquila porque fue una gordita feliz, tenía muchos fans y todos la querían, le di todo para que tuviera una vida bonita, no solo en lo material también en amor, le di todo de mí y sé que me está esperando en la otra vida”
Sirva pues este artículo como un homenaje para Shaki y todas las mascotas que se han ido al cielo de los animales, sus humanos los extrañan y en este día de muertos los esperan con croquetas, agua, juguete y correa para salir a pasear una vez más.