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MÉRIDA, Yuc., 11 de septiembre de 2022.- Han pasado cinco meses desde que Astrid N comenzó la batalla legal para defender sus derechos, pero sobre todo su vida, pues fue víctima de tentativa de feminicidio y su agresor, sigue libre.
Fue el 14 de abril pasado cuando Astrid se encontró con Edwin N., para dar por terminada la relación que tuvieron por poco más de un año, sin embargo, la respuesta del hombre fue negativa.
De acuerdo con Astrid, el hombre acudió a su casa con la intención de buscar una reconciliación y retomar su relación amorosa, al recibir una respuesta negativa, recuerda, él se tornó agresivo y se abalanzó sobre ella y la sujetó del cuello con ambas manos.
“Todo el tiempo le dije que no quería regresar con él. Yo tenía cosas que decirle porque terminé con él y por eso acepté hablar con él. Esa noche sentía como el aire dejaba de entrar. No pensé en defenderme, agredirlo, quitármelo de encima. Me concentré en seguir respirando”.
La joven relata que fue en dos ocasiones cuando Edwin N la agredió y solo la soltó cuando ella juró por su madre y hermana que no presentaría ningún cargo. Argumenta que le creyó porque él sabía que no juraría por ellas bajo ninguna circunstancia. Luego de ese episodio, ella presentó su denuncia.
Hace unas semanas, la denuncia presentada ante la Fiscalía General del Estado (FGE) llegó a manos de la jueza, Elsy del Carmen Villanueva Segura. La carpeta se judicializó bajo el delito de tentativa de feminicidio, pero la mencionada vinculó a proceso a Edwin por el delito de lesiones, desestimando la acusación original.
Pese a las pruebas otorgadas y los testimonios que presentó la víctima que señalaban que Edwin tuvo varios episodios agresivos, la jueza desestimó la acusación bajo el argumento de que Astrid mal entendió las declaraciones e intensiones del agresor.
Villanueva Segura también desestimó las declaraciones de los testigos de Astrid y entre los argumentos, aseguró que, aunque Edwin “N” ahorcó en dos ocasiones a su expareja, ésta se encontraba alterada al momento de los hechos y que su percepción no fue la adecuada, es decir, a criterio de la jueza, el joven no tenía intenciones de asesinarla.
Aunque los fiscales insistieron en que la agresión se derivó porque la víctima rechazó continuar con la relación con el imputado, la jueza no consideró que el delito fuera por razones de género, ya que dijo que no le constaba que Astrid se hubiera negado a seguir con la relación y que cuando ella aceptó hablar, fue porque accedió a seguir con el vínculo.