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MÉRIDA, Yuc., 17 de diciembre del 2022. – En el marco del Día Internacional para Poner Fin a la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, en Quadratín recogimos los testimonios de algunas trabajadoras sexuales, en los cuales narran la violencia que enfrentan diariamente en el ejercicio de su oficio.
“A nosotras nos violentan desde todos lados, los hombres que vienen buscando el servicio, a los que queremos de verdad, nuestra familia, la gente que va pasando, la autoridad, otras mujeres y todos en general, porque el hecho de que te juzguen, te señalen y seas el blanco de burlas, insultos y humillaciones y todo lo malo que tengan para decir, ya es violencia” comentó Sheila.
En México, las trabajadoras sexuales viven y están expuestas a violencia física, sexual, emocional, familiar y económica, de acuerdo con la Segunda Encuesta Trabajo Sexual, Derechos y no Discriminación del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), 78.7 por ciento de las personas que ejercen trabajo sexual vivió violencia o discriminación por parte de policías; 69.2 por ciento de los clientes; 51.9 por ciento de transeúntes; 30.7 por ciento de jueces cívicos, y 28.3 por ciento de personal de hospitales.
En este mismo tenor, Chantal una joven de 24 años, comentan que la principal violencia que viven es por parte de las autoridades, pues además de que les cobran cuotas altísimas, las agreden sexualmente y si se niegan las golpean.
“Como nos dedicamos a esto, pues quieren sexo con nosotras como parte del pago para poder trabajar, no le importa que les digamos que no, lo primero que nos dicen es que bien que nos gusta, la mayoría de las veces es violación y no tanto un acto consensuado, es algo que ocurre mucho, pero nunca se habla o pocas lo admiten por miedo a represalias”.
Pero una de las violencias que más les duelen es el silencioso escrutinio de la gente, o de su propia familia, así lo expresó Michelle, quien tiene 30 años y sostiene a toda su familia con su trabajo.
“La manera en que te ven duele, los golpes duelen, pero las marcas se quitan, pero el peso del prejuicio no, hay quienes piensan que todo lo que nos pasa lo merecemos solo por trabajar en esto, y eso es duro, porque significa que para ellos no somos merecedoras de derechos, defensa ni nada bueno, podríamos morir y a nadie le importa, hasta lo justificaría, esa marca no la borras con nada”
En este mismo tema y a propósito de la fecha, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) refrendó el derecho de todas las mujeres a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos, y reconoció como responsabilidad del estado poner fin a los crímenes de odio y violencia cometidos en contra de las trabajadoras sexuales.
El Instituto destacó que la falta de protocolos claros, así como el trato basado en el estigma que reciben las trabajadoras sexuales por parte de autoridades, desalienta la denuncia de los actos de violencia en su contra, pues cerca de un 87.1 por ciento de trabajadoras sexuales no denuncia estos actos por parte de particulares e instituciones, respectivamente.