Con lazo humano, UADY conmemora el 25N
MÉRIDA, Yuc., 10 de mayo de 2022.- Adsumi es maestra de primaria, con 36 años acaba de dar a luz a su primer hijo, un bebé deseado, amado y esperado por ella y su esposo.
“Por poco y no vengo, no he dormido mucho y estoy fundida” comenta a la vez que se sienta en un sillón y se acomoda una dona que facilita la lactancia y alimenta a su bebe de tres meses.
Enterarse de que serían padres ha sido uno de los momentos más felices de su vida, pero también intimidante “cuando supe que estaba embarazada brinqué de alegría, ya sabes, a los 37 años se diría que ya es un poco tarde para comenzar con esto, pero para mí era el momento exacto porque ya había vivido lo que quería, pero a la par comenzaron los miedos de si sería una buena madre”.
Adsumi comenta que, aunque tuvo un embarazo tranquilo, conforme se iba acercando el parto los miedos iban creciendo más, “sé que parece tonto, pero cuando eres primeriza piensas en todo, me daba pavor que mi bebé se muriera dormido, y pensaba en cómo hacer para no dormir y cuidarlo, además estaba muy sensible, lloraba por todo”
Y es que, de acuerdo a sus palabras, el verdadero reto de la maternidad para ella comenzó la primera noche que estuvo con su hijo en casa, “ahí conocí ese lado de ser madre que nadie te cuenta, y que no se ve en los comerciales”, guarda silencio por un momento y continua.
“Amo a mi bebé, pero las cosas no han sido como pensé o como todos te lo dicen, la maternidad es lo más duro que me ha pasado, a nivel emocional y físico estoy en pedazos, me veo al espejo y no me reconozco y aunque digan que eso no importa, lo cierto es que si y pesa mucho”
No dormir bien, los cambios hormonales, lograr una lactancia apropiada, no saber si el bebé llora por hambre o por dolor, son algunas de las situaciones que más ha padecido Adsumi, y puntualiza, “nadie te prepara para esto, nadie te dice que los senos sangran por amamantar, que no tienes energía ni tiempo para cosas tan básicas como bañarte”.
Asegura que a estas situaciones hay que sumarle las exigencias sociales de ser la madre perfecta, la que no se cansa nunca, que luce perfecta siempre, que puede con todo sin quejarse y todo lo hace bien.
“Creo que esa carga social es lo peor de todo, no se nos permite un fallo, una queja, porque entonces nos convertimos en las peores madres y mujeres del mundo”.
Es firme al decir que romantizar la maternidad es lo peor que le ha pasado a las mujeres y es momento de dejar de hacerlo, porque entonces surgen las dudas de si lo haces bien o no “empiezas a compararte con otras mamás que parecen tenerlo todo bajo control, pero estoy segura que también tienen sus luchas internas, sin embargo no dejas de sentirte mal”.
Finalmente, Adsumi comenta que es importante asumir el cansancio como algo normal en esta etapa, que no es una mala madre por querer dormir 4 horas seguidas, pero sobre todo tener claro, que no es la única con esos sentimientos, y que es bueno hacerse acompañar de expertos en caso de ser necesario.