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MÉRIDA, Yuc., 20 de junio de 2020.- El histórico arco que divide el territorio de Yucatán con el de Campeche, sobre la carretera federal 261, cumple este año 80 años de su construcción, en medio del deterioro por su abandono y la delincuencia, que se ha llevado sus placas de bronce y ha pintado con aerosol su estructura.
Ubicado en el kilómetro 56+200 de la carretera que conecta las comunidades de Bolonchén de Rejón (Campeche) y Santa Elena (Yucatán), sirvió como punto de referencia para reconocer el límite territorial entre las dos entidades.
Este monumento representa el hermanamiento y el afecto entre los estados y fue edificado con mampostería en el año 1940, siendo gobernadores de Yucatán, Humberto Canto Echeverría y de Campeche, Héctor Pérez Martínez.
El arco mide mide aproximadamente 12 metros de alto por 30 de ancho y se dice que en él, trabajó el maestro canterano de origen campechano Armando Gil Mendicuti, quien también es reconocido por el monumento llamado El Resurgimiento, ubicado en el malecón de la capital campechana.
En total tiene cuatro escudos labrados en cantera gris, dos que simbolizan el escudo nacional con el águila y la serpiente, y otros dos del escudo de armas de cada entidad colindante, es decir, desde el lado de Yucatán se observa el escudo de Campeche y viceversa.
Originalmente también contaba con tres placas de bronce, que honraban a quienes lo construyeron y especificaban el plazo de inicio a fin de la obra. Sin embargo, hoy esas placas están desaparecidas, pues presuntamente fueron robadas por delincuentes de alguno de los dos poblados vecinos.
A pesar de ser un monumento único en su tipo, como referente fronterizo en la península de Yucatán, actualmente luce humedecido por las inclemencias del clima, en su punto más alto crecen plantas que dañan su estructura y sus paredes se encuentran grafiteadas
Aunque el arco supuestamente fue edificado en el límite entre Campeche y Yucatán, se dice que al momento de su construcción se decidió erguir 140 metros antes, en territorio campechano, para que pudiera apreciarse a varios kilómetros de distancia, ya que en ese tiempo la frontera entre ambas entidades se encontraba en una curva que no permitiría su vista desde lejos.