Bienestar Michoacán, el negocio de la corrupción a costa del infelizaje
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de abril de 2024.- A partir del incendio y explosión de la plataforma Akal-B de Petróleos Mexicanos (Pemex), el pasado 6 de abril, organizaciones de la sociedad civil dieron a conocer que se ha detectado en imágenes satelitales la existencia de un derrame de petróleo en curso en la misma zona del siniestro.
El derrame inició alrededor del 22 de marzo de este año y al menos hasta el 9 de abril seguiría activo, acumulando 18 días de fuga ininterrumpida. Se calcula el derrame de crudo en una superficie mínima aproximada de 390 km2, una dimensión similar a la del derrame denunciado por varias de las organizaciones firmantes en julio del año pasado.
Una vez más, es a partir de una explosión en una plataforma de Pemex que se detecta un derrame no reportado por las autoridades. Ante ello, urgimos información transparente, medidas de atención, mitigación y de no repetición; y una conversación sobre Pemex y la seguridad de sus trabajadores, la seguridad de las comunidades que conviven con su infraestructura, el futuro de la petrolera y su innegable responsabilidad frente a la crisis climática.
La repetición de estos desastres subraya la inaplazable necesidad de abandonar la extracción y quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) en nuestro país. El siniestro del 6 de abril no puede considerarse un mero accidente, sino que es una consecuencia inherente de un sistema que sacrifica la seguridad de trabajadores, comunidades y el medio ambiente en pos de la explotación de recursos fósiles.
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