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CANCÚN, QRoo., 28 de marzo de 2025.- El reciente apagón masivo del 24 de marzo puso en evidencia una preocupante realidad: la infraestructura eléctrica de Quintana Roo se encuentra al borde del colapso.
Municipios clave como Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Cozumel, Puerto Morelos, Isla Mujeres y Bacalar quedaron sin energía eléctrica, afectando gravemente a los sectores turístico, comercial y residencial. Además, la crisis se extendió a otros estados del sureste como Tabasco, Campeche y Yucatán, demostrando la fragilidad del sistema eléctrico en la región.
De acuerdo con datos del Sistema Eléctrico Nacional, la demanda peninsular de energía asciende a 2,637 MW, mientras que la generación neta se encuentra en apenas 828 MW. Esto evidencia un déficit significativo que hace de Quintana Roo un estado altamente dependiente de energía externa, situación que lo deja vulnerable ante contingencias y fallos en la red de transmisión.
Durante temporadas de altas temperaturas, el consumo energético se dispara debido al uso masivo de aires acondicionados. Sin una capacidad de generación propia suficiente y sin una infraestructura sólida para atender la demanda creciente, los apagones podrían convertirse en un problema recurrente y cada vez más prolongado.
El gas natural como solución
Uno de los pilares fundamentales para resolver esta crisis es la inversión en infraestructura de gas natural. Este combustible es una alternativa más limpia y eficiente que permitiría mejorar la estabilidad del sistema eléctrico, reducir costos operativos y disminuir la dependencia de energía generada fuera del estado. Su implementación contribuiría a fortalecer la seguridad energética y a garantizar un suministro más confiable para hogares, negocios e industrias.
Además, el gas natural tiene ventajas ambientales y económicas significativas. Su combustión genera menores emisiones de CO₂ en comparación con otros combustibles fósiles, lo que lo convierte en una opción clave para la transición energética y el cumplimiento de metas climáticas. Asimismo, al reducir la dependencia de diésel o carbón para la generación eléctrica, se disminuyen los costos de producción de energía, lo que podría traducirse en tarifas más accesibles para los consumidores y en mayor competitividad para las empresas.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha advertido que la falta de inversión en generación eléctrica afecta directamente la competitividad del sureste del país. Además, diversos actores del sector privado han enfatizado que, sin soluciones urgentes, Quintana Roo podría experimentar un retroceso económico significativo, afectando a su industria más importante: el turismo.
Urge inversión en energía
El panorama es claro: Quintana Roo requiere con urgencia nuevas plantas de generación, una red de transmisión más robusta y acceso a fuentes de energía sostenibles y eficientes. Sin esta inversión, el sistema eléctrico seguirá al límite y los apagones serán una amenaza constante para la economía y la calidad de vida de sus habitantes.
Es imperativo que tanto el gobierno como el sector privado actúen de inmediato para evitar que la crisis energética de Quintana Roo se convierta en un obstáculo insuperable para su desarrollo. La energía es sinónimo de crecimiento, y sin ella, el futuro del estado estará en riesgo.