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ACAPULCO, Gro., 15 de septiembre de 2021.- Después del feminicidio de su hija, Guadalupe Carabarin Aguilar comenzó a asistir a terapia para sobrellevar el daño psicológico que se manifestó con depresión. Fue a un par de sesiones, pero abandonó la atención por falta de dinero.
Tenía miedo de salir a la calle y de estar en su propia casa, de que el agresor de Sherlyn Mariel Pérez Carabarin que estaba prófugo volviera y le hiciera daño a su otra hija, la menor. Ahora está buscando una psicóloga para la niña, quien presenció el asesinato de su hermana.
No sólo fueron daños psicológicos, también hubo físicos, al proyecto de vida, porque el feminicida no permitió que su víctima, de 17 años, estudiara la carrera de medicina forense, como ella soñaba. Además hubo daños al patrimonio familiar por gastos no previstos que el padre y la madre de Sherlyn Mariel, un obrero y una ama de casa, tuvieron que cubrir, como el funeral y el abogado que llevó su caso.
Estos daños los enlistó en la audiencia del 29 de marzo la abogada Nallely Arenas, de la organización Mujeres Ecatepenses por los Derechos Humanos y quien asesoró a Guadalupe y a su familia. Como asesora legal de la familia, solicitó al juez un proceso con perspectiva de género que contemplara la reparación integral de los daños provocados a la joven, su familia y su entorno.
«El feminicidio repercute también a nivel nacional, estatal y local […] ¿Qué mensaje se le dará a la sociedad al pagar con lo mínimo que establecen los códigos el asesinato con saña a una joven de 17 años que decidió terminar una relación para ya no ser violentada?», dice la exposición que Arenas preparó para la audiencia.
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