
Indicador Político
Mucho se especula sobre las motivaciones y planes del presidente Trump respecto a México. Explicable, aunque inexacto, que la opinión publicada procese el tema a partir de las fijaciones que se han naturalizado en la reflexión política. Una de ellas, la más recurrente, se asocia a López Obrador. Cierto, el expresidente está muy presente en los críticos del régimen y hay razones para eso, pero asumir que la agenda del gobierno norteamericano la fija un sentido de revancha hacia quien dice estar retirado de la política, viene bien para un sector de los mexicanos, no para el gobierno de EU con otra perspectiva, interés y prioridades.
La amenaza de Trump es considerablemente mayor a lo que muchos advierten, incluso para el mismo expresidente, pero no por propósito, sino como baja colateral. No deja de haber candidez en quienes piensan que la interferencia de Trump puede significar el fin del régimen obradorista; es preciso señalar que no lo mueven motivaciones ideológicas a pesar de ser un exponente del pensamiento supremacista blanco, asociado al nacionalismo ultraderechista. Intereses económicos personales y sus fijaciones del poder dominan su postura; es inédito lo que sucede en EU y la corrupción desde la presidencia es de escándalo, sin precedente e impúdica. En política es cambiante, puede un día humillar públicamente al presidente de Ucrania y al otro darle las armas para defenderse de Rusia. Es impredecible porque su agenda la dictan su humor, sus fijaciones y las presiones del temor de perder la elección de noviembre del próximo año, así como el comportamiento de los mercados. Todo se puede esperar, pero el ogro no come lumbre.
En los juegos de poder, México puede ser baja colateral. La comparecencia de la procuradora Pam Bondi ante los medios es un ejemplo del riesgo que se corre. La funcionaria está bajo fuego porque el presidente Trump se desdijo de su compromiso de abrir al público el expediente Epstein, una celebridad acusada de delitos sexuales y pedofilia, que convocaba a sus fiestas, viajes y eventos a muchos personajes del mundo de los negocios. Jeffrey Epstein, encarcelado, se suicidó en agosto de 2019. A partir de la negativa de Trump (y de la Cámara de Representantes) de divulgar el expediente, se ha difundido prolijamente la relación estrecha entre ambos, con citas sumamente comprometedoras e irrefutables que aluden a una vinculación muy cercana y prolongada. Sospecha fundada de ocultamiento.
En este escenario la procuradora Bondi, quien en su momento afirmó tener el expediente y la decisión de difundirlo está bajo fuerte presión. Su fuga hacia adelante fue la acción que realiza el gobierno para combatir el fentanilo, que inevitablemente remite a México. No debe sorprender que ayer miércoles Trump haya firmado la ley contra el fentanilo, con expresiones muy negativas al gobierno mexicano, justo en uno de los momentos más adversos, cuando hasta los propios le exigen la divulgación del expediente Epstein. Luchar contra la droga nada tiene que ver con el problema de salud, ni las campañas publicitarias, como ha sugerido la presidenta de México a su par.
El país debe estar preparado para todo. Trump debe enfrentar los escándalos personales, patrimoniales y judiciales de un individuo de relajada moral, por decirlo de algún modo; también, el problema del rebote inflacionario por la imposición de aranceles. El aumento de bienes y servicios es modesto todavía, pero la tendencia es al alza y más si se cumplen las amenazas de impuestos a las importaciones. Igual en el frente migratorio, se le dan recursos en exceso a la entidad responsable de la persecución de migrantes, pero la economía no resistiría una deportación masiva de los indocumentados sin afectar severamente el mercado laboral y, en consecuencia, dañar la competitividad e incrementar la inflación.
La elección se le viene encima a Trump. De por medio no están los efectos normales por la pérdida de mayoría en la Cámara de Representantes, sino el inicio de un proceso judicial para sacarlo de la presidencia y procesarlo penalmente. Todo está cantado y a la vista. Ante el fracaso en muchos frentes, los escándalos que le comprometen y el giro reciente de la sociedad norteamericana del conservadurismo a la apertura liberal, es inevitable pensar que un narcisista que se ve en desgracia está dispuesto a lo inimaginable. En la lucha ajena por el poder debe esperarse lo peor. México bien puede ser baja colateral.