Indicador Político
El desdén a la ley por el poder nunca había sido tan ostensible como ahora. El mismo presidente López Obrador ha puesto el ejemplo. La justicia se revela impotente ante el desacato a sus resoluciones, en una actitud generalizada en el gobierno, el partido gobernante y sus legisladores. Como corolario, el inicio de campañas por el voto fuera de los tiempos legales.
Los resultados adversos de la elección de 2021 obligaron al presidente a anticipar tiempos, particularmente por los efectos negativos a su favorita, Claudia Sheinbaum. Por primera vez, desde que se democratizó la ciudad de México, la izquierda perdió la entidad y en las zonas densamente pobladas el oficialismo fue repudiado. En un giro inédito de la política nacional y del proceso sucesorio, López Obrador nombró los posibles candidatos de su partido.
La consulta para la revocación de mandato representó un negativo precedente en el incumplimiento grosero de la norma por parte del presidente, el gobierno y su partido. Es evidente que su regulación es notoriamente deficiente, con normas que ellos mismos definieron; sin olvidar el principio de que contra la ley no se puede invocar ignorancia o práctica en contrario, mucho menos por parte de las autoridades y de los hacedores de leyes.
Andrés Manuel López Obrador es un hábil candidato y un pésimo gobernante. Se ha desentendido de su responsabilidad, como muestran los resultados en casi todas las materias; pero, es popular porque su desempeño es el de un activista que usa y abusa de los privilegios del poder para avanzar en su causa política, privilegiando los objetivos electorales sobre cualquier otra consideración. Su popularidad es la evidencia.
Así, su partido se ha anticipado a las elecciones de 2023 y 2024. Mario Delgado, dirigente de Morena, ha anunciado que el 20 de julio próximo se conocerán los candidatos para Estado de México y Coahuila, ocho meses antes a su registro formal. Igual sucederá con el o la candidata presidencial. De hecho, los tres prospectos más visibles estuvieron en campaña durante la consulta para la revocación de mandato y en las recientes seis elecciones de gobernador.
La inercia para anticipar campañas obliga a los competidores a hacer lo mismo. Seguramente en breve los partidos en lo individual o en coalición procederán a la selección de sus candidatos. Si hay acuerdo, representaría una oportunidad para conformar un bloque opositor que incluya a Movimiento Ciudadano, condición que se potencia si se recurre a la modalidad de elección primaria como fórmula para seleccionar sus candidatos, particularmente complicada para el Estado de México, en donde concurren prospectos de candidatos competitivos por los tres principales partidos opositores.
Coahuila y Estado de México son clave para la elección de 2024. Un resultado adverso al oficialismo fomentaría un ambiente favorable a la alternancia en la presidencia de la República, a grado tal que el presidente López Obrador podría revisar su decisión de llevar a la jefa de gobierno de la Ciudad de México a la candidatura. Al ser él mismo el factor de mayor peso para el voto a favor de su partido y candidato(a), se involucraría plenamente en la campaña, situación indeseable, por todos los problemas que conlleva, como la inequidad en la contienda, la parcialidad de las autoridades, el uso ilegal de recursos públicos y hasta posible incursión del crimen organizado, aliado tácito del presidente de la república, en la campaña presidencial.
Las campañas anticipadas no están por venir, son una realidad hoy día; y se dan ante la impotencia de las autoridades electorales y la incapacidad de los órganos jurisdiccionales para hacer valer la ley y hasta sus sentencias.