Indicador Político
La situación política de Yucatán es de una complejidad mayor y requerirá un tratamiento diferente al habitual de estos tiempos electorales, dice Jorge Carlos Ramírez Marín, en su carta de renuncia al PRI, pero en su argumentación y afiliación al Partido Verde el hasta hoy senador deja claro que él no ve el sexenio de luto, destrucción y corrupción en el que se sume al país y en particular el sur-sureste.
Aliado ahora con el partido cómplice de la destrucción nacional, el hasta fines de septiembre senador tricolor pareciera desconocer la realidad que se vive en el sur-sureste del país, desde Guerrero y Veracruz hasta Quintana Roo, zona donde Yucatán es una auténtica isla de seguridad y resultados.
Conocí a Jorge Carlos cuando colaboró con el ayuntamiento de Tuffy Gáber Arjona, alcalde interino luego de la defenestración de Carlos Ceballos Traconis, quien fue sorprendido usando a su compadre como el vendedor de portafolio para favorecerse de las compras de ese ayuntamiento que llegó en 1988.
En 1994, Jorge Carlos fue candidato del PRI a la diputación federal por el entonces primer distrito federal electoral y perdió frente a un desconocido que luego vio coronarse alcalde cuando le ganó al ex gobernador Víctor Cervera Pacheco: Manuel Fuentes Alcocer.
En esa oportunidad, el senador hoy del Partido Verde no le pagó a nadie de los que le prestamos servicios, una costumbre que ha mantenido en todas sus incursiones políticas. Su fama ha llegado al extremo de ser conocido por esa ausencia de compromiso hasta con quienes lo han ayudado y a pesar de haber ocupado cargos hasta de secretario de Estado con Enrique Peña Nieto.
Las condiciones sociales del estado y su deterioro necesitan mucho más de nosotros, subraya en su misiva y asegura que “una alianza con Acción Nacional para la gubernatura o cualquier otra posición política del estado nos hace cómplices de esta política rapaz que hoy se aplica. No puedo ser parte de ninguna forma de esta estrategia que prolonga el deterioro de la sociedad y le cancela alternativas a los que nos siguen. Los próximos 6 años serán definitivos para Yucatán.”
Ramírez Marín no se reconoce como beneficiario absoluto del gobierno de Mauricio Vila con quien tuvo acuerdos que ponían en riesgo el triunfo del PAN en la Comuna meridana. Vila lo apoyó cuando fue candidato a alcalde y aún con el respaldo oficial no logró ganar el ayuntamiento.
Dice Ramírez Marín: “Para mí es inadmisible apoyar o participar en una estrategia, cualquiera, que contribuya a dejar a este grupo y afines en el gobierno. Por este medio, le comunico que he decidido participar en otra fuerza política en este proceso 2024. Voy a poner todos mis esfuerzos en establecer un proyecto que como oposición sea una alternativa viable de verdadero cambio para los yucatecos.”
Y el senador se fue con el Verde como lo hizo Verónica Camino Farjat y Mauricio Sahuí Triay.
Y termina: “Aún cuando las circunstancias hicieran que no me correspondiera encabezar este proyecto, haré el mismo esfuerzo, pondré el mismo afán y procuraré convertirme en la fianza o garantía que haga que el próximo gobierno no se aparte de los objetivos trazados y traicione el proyecto”.
No me queda más que ratificar mi gratitud hacia su persona, agradezco sobre todo,
la amistad que siempre me ha profesado, termina su carta.
Ahora, ¿Ramírez Marín ya no verá que hay masacres todos los días en casi todos los estados del país?
Yucatán es el único que se escapa del crecimiento de la violencia y sigue siendo, como hace años, uno de los primeros lugares en temas de seguridad.
Quintana Roo ha tenido un repunte en los índices de homicidios e inseguridad desde la llegada de Mara Lezama; Chiapas reporta que en diferentes municipios se ve la presencia de “motonarcos” y la presencia de células del crimen que lo mismo trafican con humanos que con drogas y derecho de piso, un 73.8 por ciento ve la inseguridad como el principal problemas del Estado; Campeche pasó de 77 asesinatos al año y a sus primeros lugares en seguridad a sumirse en una medianía que sólo significa el grado de descomposición que priva en la entidad.
Oaxaca está contaminada por la actividad del narco y el 72.9 por ciento de los pobladores ven como la principal incidencia. Lo mismo sucede en Tabasco, donde la inseguridad repuntó y un 73.6 por ciento de la población siente que es lo más grave.
Veracruz registró en un sólo día la aparición de refrigeradores con decenas de cuerpos desmembrados envueltos en papel periódico y bolsas de plástico.
En los primeros cuatro meses de 2023 en Veracruz se cometieron 11 masacres, es decir, eventos violentos que implicaron tres víctimas o más. En el mismo período se contabilizaron 716 víctimas mortales, 20 feminicidios (cometidos con crueldad extrema), 12 casos de tortura y tres asesinatos de actores públicos
En Guerrero la inseguridad es ancestral, pero ahora la familia Salgado convive con el narco en medio de acusaciones de complicidad, en una entidad que vio nacer a la guerrilla en México por el grado de pobreza y marginación. Hoy el narco, de acuerdo con documentos del Ejército filtrados por Guacamaya Leaks, no sólo les vende armas sino que sabe con detalle cómo operan los cuerpos delictivos.
En Puebla hay un 63 por ciento de la población que ve la inseguridad como el principal problema de esa entidad.
La cifras siguen y siguen. Y en esta región del sur del país Yucatán no sólo destaca por los índices de seguridad y su crecimiento y desarrollo sino porque no es gobernado por Morena.
En Campeche, a dos años de la llegada de Morena, el gobierno de Layda Sansores no sólo causó en temas de economía, desempleo y desarrollo, que la misma gobernadora lo ponga como el Estado 33 del país por su crisis, sino que perdió los primeros lugares de seguridad y hoy es común el asesinato, los vehículos incendiados con cuerpos con el tiro de gracia, la aparición de fosas clandestinas y la violación sistemática de la gobernadora de las leyes y hasta de sentencias judiciales y amparos contra su gestión.
Pareciera que el común denominador en esta región del país es el crecimiento de la inseguridad y los delitos con la llegada de los gobierno de la 4T, en muchos de los cuales no hay rendición de cuentas ni resultados a la vista.
En el país, Zacatecas, Estado de México, Sonora, Michoacan y Colima, todos ellos gobernados por Morena.
El próximo año, en Yucatán habrá cambio de gobierno y si bien es verdad que prácticamente ya hay -es Renán Barrera- quien sería el candidato del PAN al gobierno local, la posibilidad de que Morena pudiera dar pelea es real como en toda elección, pero la duda es si los yucatecos estarán dispuestos a perder la seguridad que hoy tenemos a pesar de estar rodeados de entidades que hemos sido testigos de su descomposición y sus complicaciones con la llegada de la 4T.
Hoy Ramírez Marín se suma a esas cuentas de luto nacional. Ni modos, el senador cree que sólo le alcanza para eso y prefiere pasar a la historia como uno de los tantos saltimbanquis de la política.