Indicador Político
2023 fue el año de los excesos: inauguraciones de obras sin terminar, con sobreprecios que rebasaron hasta cuatro veces los presupuestos originales, desaparecieron a más de 100 mil desaparecidos que hoy, como por arte de magia, el gobierno “humanista” convirtió en simples nombres de una lista que ya, al menos para ellos, no cuenta. Vivimos un año en el que si creíamos que la capacidad de sorpresa ya había sido rebasada, nos volvimos a equivocar. México no era el país feliz y perfecto en 2018, pero la gente harta de la mediocridad de los gobiernos de la transición y de que los cambios que ofrecían tardaron demasiado o no se vieron con claridad, decidieron dar la oportunidad de gobernar a un partido nuevo, con un personaje viejo capaz de acreditar que su mundo de fantasía era precisamente eso: una mentira más, una mala pasada que le jugó su perversidad de llegar al poder a toda costa.
Hoy, a 10 meses de que termine su gestión podemos resumir su gobierno como el del engaño, de la mentira y en el que el crimen organizado creció, se reprodujo e invadió regiones completas del país donde el gobierno abdicó su poder para complacer al que, en 2021, se convirtió en su aliado electoral y en su cómplice de gobierno. Morena ha llegado a gobernar 23 estados por fenómenos que sólo reflejan que ni uno de los postulados que López Obrador esgrimió en su lucha por el poder -nunca por la democracia- se han cumplido: el gobierno no es sensible ni humanista, reprime y prohíbe, roba, miente y engaña traicionando su palabra dada como un juramento que prometió respetar la Constitución y las leyes que nos sirven para convivir como una sociedad civilizada aunque aún muy desigual.
El presidente de los pobres los necesita para gobernar y por eso creció la cifra a 15 millones más durante su gobierno como si no hubiéramos aprendidos que las dádivas sólo palían la miseria pero no la erradican sin educación, sin empleo bien remunerado y con un excelente manejo del presupuesto público, pero sobre todo sin salud. La educación es el valor agregado de los seres humanos y la especialización de sus labores les da el privilegio de mejores ingresos por un mejor trabajo, especializado, con esmero y conocimientos.
Cuando en la política sólo se persigue por el poder sucede lo que hemos visto en este país de partido hegemónico y construcción democrática incipiente: hemos tenido presidentes preocupados por la siguiente elección y no estadistas trabajando para la siguiente generación.
Triste, lamentable, pero eso ha pasado en los gobiernos del siglo pasado y en los de éste, en los últimos cuatro de la alternancia. Al PAN se le censura por haber compartido el poder con el PRI, por ser un partido cerrado y dogmático, casi religioso y muy conservador; al PRI por haber abusado del poder por casi un siglo y haber convertido en millonarios a muchos que jamás rindieron cuentas, al PRD por ser un partido de tribus furiosas que anteponían la riña y el pleito al acuerdo y a los ideales. El Verde es una empresa que cree que él líder es quien les concede el favor de prestarles el logo y la franquicia siempre y cuando le sirvan a él y sus intereses en el senado, en la cámara de diputados ya sea local o federal o en el gobierno. La realidad es que se acabaron los partidos y si no vemos gente buena en ellos es quizá porque resplandezcan más los abusos, los excesos, pero el error como ciudadano es no voltear a ver a las personas y, de inmediato, juzgarlas por los hechos de esos partidos en los que militan.
Sin embargo, ese error se le perdona a Morena. Ahí hay 23 gobernadores que no gobiernan sus estados sin la venia presidencial, que no son capaces de poner a su jefe de policía sin el aval militar y presidencial; que no son capaces de hacer obra pública sin la autorización del líder político nacional; hoy, México regresa a los días en que los gobernadores hacen lo que el presidente les deja y vaya que con eso tienen suficiente para ser más ricos, más poderosos, pero menos útiles a los ciudadanos porque ellos le dan gusto al presidente, no a los gobernados.
El colmo, viendo el desastres en salud, los diputados federales de Morena aprobaron una ley para que sea la federación quien opere el presupuesto y hasta le cedieron hospitales y clínicas en esos 23 estados a una administración que ha fracasado tres veces con sus intentos de programas de salud y ha fracaso hasta en cinco ocasiones en la compra de medicamentos. ¿Qué es más grave que dejar morir a los ciudadanos ya sea por falta de atención médica o en manos del crimen organizado o por una pandemia que fue mal operada, pero que cayó como anillo al dedo? No lo sé, el signo de los tiempos implica rodearse en el gobierno de criminales y delincuentes: el Verde invitó a ser senador a Eugenio Hernández, ex gobernador de Tamaulipas que no sólo acaba de salir de prisión sino que tiene orden de extradición a Estados Unidos por lavado de dinero. La 4T le dará fuero para que enseñe los trucos, como se lo han dado a Manuel Bartlett, en CFE; a Ignacio Ovalle, en Segalmex; y esa pléyade de gobernadores embajadores y cónsules por entregar sus estados. Y qué decir de los gobiernos de Michoacán, Guerrero, Sonora, Jalisco, Colima, Nayarit, Baja California Sur, Zacatecas, Morelos, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Chiapas en los que los gobiernos no levantan un dedo contra el crimen, como no lo hace la Guardia Nacional y el Ejército y la Marina, por instrucción de su Comandante Supremo. El 84 por cierto del país, según el Comando del Norte de EEUU, en manos del crimen organizado y eso en sólo cinco años.
Bueno, la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, esa que se desayunó con el líder de Los Ardillos, sería senadora por Morena.
Los detalles que evidencian la connivencia del crimen con los gobiernos de esos 23 estados es el repunte en la inseguridad y la nula participación policiaca del gobierno local para contenerlos, para enfrentarlos… Criminales habrá siempre pero la impunidad les da un chaleco protector mientras ellos contribuyen con recursos frescos e irrastreables. ¿Qué mejor evidencia que desaparecer los fondos públicos para municipios y estados para fortalecer la seguridad pública? La complicidad desde el Congreso…
2024 no debe ser pan con lo mismo. El país necesita un cambio radical que no le dará quien, como marioneta, repite los postulados de López Obrador en cada mitin, en cada evento en el que ofrece la continuidad y el segundo piso de la 4T. Claudia Steinbaum representa todo lo que las mujeres lucharon por cambiar: la dependencia insufrible de los hombres: la aspirante a sucesora presidencial renunció a ser una académica de prestigio por tener cargos públicos, renunció a usar su conocimiento para ayudar a los ciudadanos a cambio del poder para servir al poderoso. ¿Cómo explicar su nula intervención para evitar los procesos con combustoleo en Tula, Hidalgo, para generar electricidad si con ellos se inunda de azufre la capital del país que de la que ella era responsable? ¿Por qué no convencer al tirano de su opinión sobre las energías alternativas es equivocada? Porque es cómplice en el uso clientelar de los sindicatos y la manipulación del de la CFE que cada día cuesta más al erario. En Yucatán no tengo elementos para confiar en Joaquín Díaz Mena porque en 2012 para el entonces candidato del PAN al Ejecutivo de Yucatán era censurable que el Gobierno priista encabezado por Ivonne Ortega use los recursos indiscriminadamente, “tendremos que ponerle un freno, No hay imposibles… se puede ganar”, decía entonces.Declaraba que la gente ya no quiere mentiras, prácticas deshonestas, autoritarismo y “por eso tenemos que cambiar el rumbo”.
El en esos dias aspirante del PAN afirmó que su propuesta de trabajo será a fondo, buscando obras y desarrollo para Yucatán, porque existen los recursos y expresó que las prácticas de corrupción son algo que molesta a la gente y expuso que su proyecto de trabajo será proponer un Gobierno responsable y transparente.
El panista fue aspirante del PRI en 1998 a la candidatura para presidente municipal de San Felipe, misma que no se le concedió y aceptó competir como candidato del PAN y ganó la alcaldía de ese puerto. Joaquín, como todos los aspirantes de Morena, hacen propios los postulados de la 4T y en los hechos apoyará los acuerdos con el crimen organizado, con la corrupción de Morena, la desaparición de la democracia anulando el INE y la Suprema Corte, si no fuera así no sería candidato de Morena. Los principios se adaptan al partido postulante, qué pena.
En 2024 Yucatán no merece convertirse en un estado más donde la seguridad no depende del gobierno sino del pago de derecho de piso, el respeto a las zonas de venta de drogas y no estaremos exentos del pleito territorial de las mafias que controlan homicidios, secuestros, y esos impuestos que en muchas partes de México terminan pagando los productores y por ende los ciudadanos. No, reflexionemos. El problema es de quien acepta las reglas de ese juego y quien se presta a él y hoy, hasta ahora, Díaz Mena no se ha deslindado ni del manejo clientelar de los programas de gobierno que él coordina, ni de los postulados de la 4T que abrazó al ser elegido su candidato.
Díaz Mena regresó a su origen en el viejo PRI, del que su papá y el eran militantes distinguidos.