Indicador Político
Andrés Manuel López Obrador escogió a Claudia Sheinbaum porque sabía que ha sido incapaz de llevarle la contraria, de desobedecer en todas las posiciones en que se ha hecho acompañar por ella, siempre como su subalterna.
Como jefa de gobierno no fue diferente: se olvidó que era científica, de su posición feminista al ceñirse débil ante el patriarca, jamás actuó en favor de sus convicciones de energías limpias, ¿por qué sería diferente ahora si todo lo que ha hecho le ha dado resultados?
Sin embargo, esa candidata que ganó la elección con 36 millones de votos hoy depende de un solo sufragio en el Senado para desencadenar un futuro tormentoso y complicado desde el inicio de su gestión presidencial: ¿acusará al autor cuando ella lo consintió?
El Senado de la república se prepara para votar, si es posible hoy martes mismo, en una segunda sesión, la reforma judicial que extermina la autonomía del poder judicial y ebrios del poder que detentan no se han detenido a pensar en el país que detonarán y que se hará más complicado administrar en el inicio del sexenio.
El viernes, en este espacio, les compartí un análisis de inteligencia que el gobierno de Estados Unidos compartió con sus pares mexicanos en el que habla de la crisis que se avecina, de las demandas que seguirán a la aceptación en el Congreso de la reforma judicial y los conflictos que se enfrentarán en los organismos internacionales con los que México ha firmado acuerdos.
Nada pareciera importar solo darle gusto al dueño del partido y a su familia que ya se prepara para despegar desde el trampolín político que es Morena: Andy López Beltrán será dirigente del partido con Luis María Alcalde y desde ahí concretaría, eso esperan, hacer realidad el apropiamiento del país y su gobierno al hacer al hijo de López Obrador presidente, y acrecentar el legado de su padre, lo que nos acercará más a Cuba, entregada a los hermanos Castro; o a Nicaragua donde una familia “revolucionaria” se quedó para ellos el país entero conducido por los Ortega, donde Daniel manda y su esposa también. Por el bien del pueblo, claro…
De poco han servido las voces de quienes han elevado la preocupación de lo que le sucedería a México si se hace esa reforma judicial que pretende secuestrar a la Corte y convertirla en incondicional del presidente, luego de que la actual defendiera a la Constitución y contrariara al titular del Ejecutivo con amparos y suspensiones que, dice López Obrador, le hicieron complicada la gestión no porque él la violara sino por los magistrados que tercos quisieron recordarle ese respeto que juró le prestaría a la Carta Magna y a la leyes que de ella emanan.
Sentido, el presidente perdió el piso a escasos 100 días de las elecciones que ganaron abrumadoramente. Hoy, cuando un solo voto podría frustrar el regalo de la aprobación de la reforma, México está en completa ebullición: jóvenes universitarios marchando espontáneamente como sucedió en 1988 y en 1971, jueces, magistrados y abogados protestaron porque se le revertirá una vida dedicada a la preparación, análisis y estudio de la ley para escalar posiciones en la Corte.
Cómo si los jueces y magistrados fueran representantes populares, hoy se quiere elegirlo por voto popular directo con una reforma que carece de leyes secundarias pero que se apresura a hacer la primera limpia en la Corte en quienes tuvieron la osadía de decir al presidente que su obra o su proyecto o sus iniciativas eran contrarías a la Constitución o a las leyes que tutela.
Los votos ganados en las urnas, legitimados por la autoridad, hoy se ven insuficientes para sacar una reforma que el capricho presidencial obliga a diputados y senadores a quitarse la elegancia y amedrentar, amenazar o chantajear, sino que sobornar a sus opositores con tal de entregarle al presidente la que se ve como la reforma del agravio.
¿Por qué a él?, ¿No son ellos la legislatura de un nuevo gobierno, de una nueva presidenta? No, no se equivoquen: las candidaturas se las deben al presidente, el haber ganado se lo deben al presidente, porque al ser él el dueño del partido tenía la facultad de no incluirlos, aunque fuera por tómbola. Ellos no le deben nada a quienes los votaron: sólo al presidente porque él está dejándolos en el Congreso como a Claudia en la presidencia y ella tiene la obligación de cuidarla porque es patrimonio de familia y esa familia la quiere de vuelta no sé si en dos o tres o seis años, pero el cargo les pertenece y ya Andy, el coordinador de la corrupción de la familia, levantó la mano para ser el proyecto que continúe en el poder. Después de todo, es su papá el dueño del partido y los demás, hasta esas siete tribus que desaparecieron al afiliarse a Morena, harán lo que él diga como él lo diga.
Entonces, ¿por qué se le niega el regalo? Después de todo sólo es el país y sus millones de presupuesto, los ciudadanos no importan y no se opusieron a ello: 36 millones de votos lo avalan.