Democracia herida
Aiga sido como aiga sido…
El 14 de septiembre nació Mario Benedetti, escritor y poeta uruguayo que nos acompañó en la infancia, adolescencia, en la madurez y siguen siendo un referente de ese amor que nació con sus poemas, sus novelas, sus historias para germinar en la persona correcta quienes hemos tuvimos la fortuna de encontrarla, yo hace 32 años.
Joaquín Salvador Lavado, Quino, español nacionalizado argentino es el padre de Mafalda que, junto con Benedetti, nos hizo saber lo que era vivir en las dictaduras en esas partes de América del Sur.
Quino y Benedetti son fundamentales para entender esa parte de la historia de América del Sur y las ansías de libertad y justicia que, por desgracia, hasta hoy persisten casi un siglo después.
Los dos contribuyeron a crear esa conciencia de justicia social y de repeler a los gobiernos autoritarios que cada vez que tienen poder y más poder abusan de él: reprimen, asesinan, desaparecen a ciudadanos inconformes que se desvanecen en la lucha contra ellos.
Los días que veíamos a los luchadores sociales pelear y combatir contra esos regímenes autoritarios, conducidos por hombre infames que no respetaban la vida humana más que a la que se doblegaba ante ellos, me los ha traído hoy a la mente, a esa experiencia de vida que nos hizo repudiar a un gobierno que no se detuvo en matar a jóvenes estudiantes en 1968, que combatió a los guerrilleros paupérrimos de la sierra de Guerrero y de las comunidades más marginadas liderados por Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, de quienes nos quisieron convencer que eran terroristas, asesinos ante una desigualdad y desesperación por esas vidas sin futuro. Terminaron por admitir que no era así.
Como Lucio Cabañas, Genaro Vázquez fue maestro normalista egresado de la Escuela Raúl Isidro Burgos, conocida como Escuela Normal Rural de Ayotzinapa -sí, la misma de los 43-, en el municipio de Tixtla, y formó parte de la disidencia magisterial que dominó las secciones del sindicato de profesores de México en Guerrero, Oaxaca y Chihuahua hacia la década de 1960, dice la historia.
Las dictaduras militares no eran muy distintas a la “dictablanda” mexicana que fingía elecciones para lavarse la cara, pero no permitía participar a los partidos proscritos de oposición más que en la clandestinidad y en la persecución.
No, Mexico no era muy distinto a las dictaduras, sólo que cada seis años nos vendían la historia que sería diferente al dejarle a otro personaje, elegido por el presidente, la responsabilidad de sostener a ese régimen que también asesinaba, desaparecía y tenía coptado el Congreso y la Suprema Corte de Justicia.
Ese México no fue exento de tener a filósofos de la política que sucumbieron a su urgencia de participación política y decidieron hacerlo en el PRI, otros se mantuvieron férreos a la legalidad y fundaron y militaron en el único partido, el PAN, que nació el 16 de septiembre de 1939 para oponerse al Partido de la Revolución Mexicana que se convertiría en Revolucionario Institucional en 1946 pero nacido en 1928 como Partido Nacional Revolucionario y fundado por Plutarco Elías Calles.
En el México del siglo pasado muchos hemos vivido una mentira plasmada en los libros de texto oficiales que nos daban gratis en la primaria: la visión justificatoria de quienes ganaron y se quedaron con el poder.
En esta narrativa no cabe la justificación de que Deniel Ortega, luchador y guerrilero en el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicargua, que luchó por derrocar a Anastasio Somoza, enquistado en el poder desde 1934 hasta 1985 cuando ganan las elecciones en Nicaragua. Hoy casi 40 años despues Ortega replica la misma historia de Somoza, entonces apoyado por EEUU, pero que hoy no apoya a Ortega.
En el 59 también ganó la “revolución cubana” alguien a quien apoyó Estados Unidos y la CIA desde México: Fidel Castro consiguió fondos para iniciar una persecusión contra el gobierno de Fulgencio Batistas quien ya era parte de la mafia estadounidense y promovía con ellos la inversión y el crecimiento de Cuba y EEUU lo veía como un peligro porque en Cuba había historia, cultura y naturaleza que la hacía más atractiva para el turismo y el desarrollo.
Castro se quedó con Cuba y hasta 2024 su hermano Raúl Castro heredó el poder de Fidel y con Miguel Díaz Canel como marioneta controla el poder desde el Partido Comunista de Cuba que preside y fundaron en 1965, pero con antecedentes en 1925.
La historia puede seguir páginas y páginas. Quienes lucharon por llegar al poder con insistencia y persistencia terminarán quedándoselo para ellos.
Este martes, la Suprema Corte de Justicia se enfrenta a una decisión que pondrá en su lugar su posición: o castiga la violación del amparo de López Obrador por publicar la Reforma Judicial en el Diario Oficial de la Federación o sucumbe ante un hombre que, lo sostengo, no dejará el poder con votos ni con su “retiro” a Chiapas y empezará la reconstrucción de la “dictablanda” de los López, que fingirá elecciones e impondrá a sus elegidos.
Esperemos porque mañana podría empezar la reconstrucción del México al gusto del dictador que nos impondrá a su hijo Andy en 2030, después de todo por eso llegó Sheinbaum a la presidencia de la República.
Por su conciencia y aportación, gracias Benedetti, Gracias Quino