Descomplicado
Los mensajes de las 4T La nota del día es que Yazmín Esquivel se burló de la UNAM y de la educación superior: su plagio de tesis quedó impune porque un tribunal colegiado determinó que la UNAM no puede hablar de ello a pesar de haberlo cometido la ministra de la Suprema Corte, esposa del principal constructor del gobierno de López Obrador.
El fin de semana nos sorprendió – ¿aún se puede? – que por la puerta trasera se avaló una reforma que deja en manos de la dirección del Infonavit los recursos de esa institución tripartita. Sí, el mismo Octavio Romero Oropeza que mantiene en vilo aún ausente a Pemex por sus decisiones más que cuestionables y su nula capacidad para temas financieros además del tufo de corrupción que dejó a su paso por la petrolera, pero sobre todo por ese año en el que no pagó a proveedores generando una crisis económica en varios estados del país, entre ellos Campeche.
La semana pasada y hasta ahora, el tema central sigue siendo el encontronazo de los líderes de la 4T en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, y de Senadores, Adán Augusto López. Y no es que nos sorprenda cómo actúa Monreal cuya capacidad camaleónica y de auto degradación empezó después de un desayuno con el entonces presidente López Obrador; y menos de un Adán que se atrevió a violar la libertad de manifestación de sus paisanos cuando fue gobernador de Tabasco, aunque la Corte lo paró a tiempo y menos después de verlo retar a golpes a sus pares que no le gustan sus formas ni las boletas ya marcadas, ni su autoritarismo a raja tabla.
No. Lo del día es algo a lo que nos estamos acostumbrando: la presidenta sólo es personaje de reparto porque los protagonistas son otros: los líderes del Congreso en franco pugilato; el cachorro del maestro fundador que quiere ser jefe de gobierno; la presidenta de un partido que no lo preside, sino que consiente y reconoce que no es el cimiento ni la columna sino su segundo de abordo: el hijo del fundador.
Mientras, en los estados vemos una feria de incapacidades y frivolidades cuando los gobernadores no son protagonistas de hechos vergonzosos si no es que pasan desapercibidos fingiendo gobernar (¿?) y fungiendo como auténticos gerentes de Morena. O como el alcalde de Tultitlán, Estado de México, que decidió llamar a una colonia La Cuarta Transformación y cambiar el nombre a las calles para bautizarlas como Me Canso Ganzo (sic), Aeropuerto de Tulum, Sembrando Vida, Salario Mínimo, Guardia Nacional, Acúsalo con tu Mamá o Madres Trabajadoras, entre otros.
Tres meses en los que el gobierno ha acreditado que son depredadores del presupuesto, en los que ha demostrado que la economía y la generación de condiciones para mejor vida del ciudadano no es lo suyo como sí lo es la doctrina, el abuso y el descaro acompañado de incapacidad e intolerancia. Los destructores de derechos.
En el camino, los discursos demenciales sobre la defensa de la soberanía -sí, la de ellos no la de los ciudadanos desplazados de sus hogares en varios estados-, la propaganda grandilocuente para “salvar al pueblo” y ellos como “héroes nacionales” cuya vocación única es el servicio para crear la nueva escuela mexicana y el humanismo mexicano, ese que tiene sin medicamentos y tratamientos a casi 80 millones de mexicanos.
En su último artículo para el New York Times, Paul Krugman dice, en otras cosas, que “la crisis financiera de 2008 minó cualquier fe que el público tuviera en que los gobiernos sabían cómo gestionar las economías.
El euro como moneda sobrevivió a la crisis europea que alcanzó su punto álgido en 2012, que llevó el desempleo en algunos países a niveles de la Gran Depresión, pero la confianza en los eurócratas —y la creencia en un futuro europeo brillante— no.
“No solo los gobiernos han perdido la confianza de los ciudadanos. Es asombroso echar la vista atrás y ver cuánto más favorablemente se veía a los bancos antes de la crisis financiera. “Y no hace tanto tiempo que los multimillonarios de la tecnología eran ampliamente admirados en todo el espectro político, al grado de que algunos alcanzaron el estatus de héroes populares. Pero ahora ellos y algunos de sus productos se enfrentan a la desilusión y a cosas peores; Australia incluso ha prohibido el uso de las redes sociales a los menores de 16 años.
“Lo que me lleva de nuevo a mi argumento de que algunas de las personas más resentidas de Estados Unidos en estos momentos parecen ser multimillonarios enojados.
“Ya hemos visto esto antes. Tras la crisis financiera de 2008, que se atribuyó ampliamente (y con razón) en parte a los tejemanejes financieros, cabía esperar que los antiguos Amos del Universo mostraran un poco de arrepentimiento, quizá incluso gratitud por haber sido rescatados. Lo que obtuvimos en su lugar fue la “ira contra Obama”, la furia contra el 44.º presidente por sugerir siquiera que Wall Street podría haber tenido parte de culpa en el desastre “Estos días se ha debatido mucho sobre el giro a la derecha de algunos multimillonarios de la tecnología, desde Elon Musk hacia abajo.
Yo diría que no deberíamos darle demasiadas vueltas y sobre todo no deberíamos tratar de decir que esto es de algún modo culpa de los liberales políticamente correctos. Básicamente, se reduce a la mezquindad de los plutócratas, quienes solían disfrutar de la aprobación pública y ahora descubren que todo el dinero del mundo no puede comprar el amor.
“Así pues, ¿hay alguna forma de salir del sombrío lugar en el que nos encontramos? Lo que yo creo es que, aunque el resentimiento puede llevar al poder a gente mala, a largo plazo no puede mantenerla en él. En algún momento, el público se dará cuenta de que la mayoría de los políticos que despotrican contra las élites en realidad son élites en todos los sentidos importantes, y empezará a pedirles cuentas por no cumplir sus promesas.
Y en ese momento el público estará dispuesto a escuchar a quien no intente argumentar desde la autoridad, no haga falsas promesas, sino que intente decir la verdad lo mejor que pueda.
“Puede que nunca recuperemos el tipo de fe en nuestros dirigentes —la creencia en que las personas en el poder suelen decir la verdad y saben lo que hacen— que solíamos tener. Tampoco deberíamos.
Pero si nos enfrentamos a la caquistocracia —el gobierno de los peores— que está surgiendo en estos momentos, puede que con el tiempo encontremos el camino de vuelta a un mundo mejor” (fin de la cita).
No pude encontrar palabras para exponerlo mejor.