Indicador Político
Los resultados electorales de junio de 2024 parecieran contradecir lo que los números acreditan: López Obrador fracasó en su sexenio y el país se convirtió en uno más inseguro, menos humano y en el que los ciudadanos perdieron no sólo expectativas de vida por atención médica y de salud sino también niveles de satisfacción y derechos que se habían conquistado a golpes de exigencia a los gobiernos que lo antecedieron. Ebrio de poder, López Orador tuvo todo lo que se necesitaba para convertirse en el gran reformador de una clase política abusiva, decadente y corrupta. Ganó las elecciones con una legitimidad inobjetable, recibió un país con ahorros que garantizaban la continuidad de muchos programas que podría haber mejorado e inició su gestión prácticamente al anunciarse su triunfo inobjetable. Desde antes de tomar posesión, López Obrador empezó a mandar y quizá el peor error de su naciente gestión se basó en un manotazo de poder, algo que no necesitaba acreditar: canceló el que sería un aeropuerto que pondría a México en el primer sitio como hub de pasajeros y de carga y le daría a la capital una terminal aérea nueva y con capacidad para crecer y recibir muchos vuelos más. Hasta hoy, a más de 100 días del gobierno de su sucesora Claudia Sheinbaum, el país sigue pagando a los inversionistas de la terminal 4,200 millones de dólares del total de 6 mil para un proyecto que no sólo no se construyó y sigue costando sino que sería financiado por los recursos que se recaudarían vía la Tarifa del Uso Aeroportuario. Así inició su gestión el presidente que era “diferente” y que, al terminar su mandato, dejó claro que prácticamente mintió todos los días de su gestión. 100 mentiras fueron contabilizadas en sus cerca de 1,500 “mañaneras” la que se convirtió en prácticamente la única actividad de gobierno y pasó de contar chistes a poner canciones mientras mentía y difamaba a sus opositores y a los medios de comunicación y periodistas que sólo aportaban los datos de su errática gestión. Hubo un promedio de 100 mentiras diarias desde el presupuesto original que hizo público de las obras de su gobierno: el tren maya, la refinería de Dos Bocas, el tren transoceánico hasta la cancelación de información de esos presupuestos que ocultó basándose en “secretos de seguridad nacional” como sucedió con el aeropuerto Felipe Ángeles. Las evidencias del fracaso de López Obrador están a la vista en el número creciente de mexicanos en pobreza extrema, la inflación ha sido la más alta en sexenios, fracasó al prometer un crecimiento económico del 4 al 6 por ciento cuando al día de hoy este es negativo, también mintió en la creación de empleos, hubo un endeudamiento mayor que el registrado en los últimos cinco gobiernos del país, lo mismo pasó con el precio de la gasolina que jamás bajó a $10, lo mismo que el diesel y el gas que tampoco vieron un decrecimiento en sus precios. El desabasto de medicinas sigue siendo un pendiente a más de 100 días de su sucesora, la corrupción ha crecido peor que en tiempos de López Portillo, y jamás se logró el sistema de salud como el de Dinamarca que tanto presumió. Incluso la megafarmacia, la actual presidenta la minimizó a un gran almacén de medicamentos que surtirá al centro del país. La seguridad es un tema aparte, no sólo no se hizo responsable de las muertes sino que, en los hechos, pareciera haberse aliado al crimen organizado que se vio muy activo operando electoralmente a lado de Morena y muchos de los actuales gobernadores y alcaldes. Como nunca, los desplazados en México crecieron en número y sólo en Chiapas la cifra es de 10 mil refugiados en Guatemala, mientras comunidades enteras las abandonaron en Guerrero, Michoacan y varias regiones de Veracruz y Oaxaca. Sinaloa y Tabasco son casos extremos hoy. No se contuvo el secuestro y creció el número de delitos que hoy comenten las bandas criminales: el cobro de piso, se normalizó la extorsión y en muchas regiones del país los delincuentes cobran impuestos no sólo por vivir en ellos sino también a las mercancías que se compran para subsistir. El “humanismo mexicano” dejó una estela de muerte en niños que no tuvieron para realizar sus tratamientos de cáncer igual que mujeres que fallecieron por cáncer de mama y cérvico uterino además de los muertos por no tener tratamientos para enfermedades crónico degenerativas. El drama en salud hoy es inocultable. López Obrador además usó a la justicia como arma de presión política y de presión contra sus opositores y la militarización se hizo evidente y se normalizó en todo el país y hasta en las obras públicas. Fracasó su programa sembrando vida, destruyó a la Comisión de Derechos Humanos y al cerrar su mandato canceló sus reformas que no sólo acabaron con la Suprema Corte de Justicia sino que también eliminó buen numero de los 58 derechos que los mexicanos conquistamos y que se firmaron en acuerdos con las Naciones Unidas, sin contar las constantes y reiteradas violaciones a la Constitución. En los hechos, el regreso de Pemex y de CFE a ser monopolios del gobierno también significó un quebranto para la sociedad no sólo porque Pemex ya anunció la cancelación de todos sus contratos al cierre del año pasado sino que las deudas ahogan a la ahora paraestatal que sólo a los empresarios campechanos debe $120 mil millones, el monto de cuatro años del presupuesto de ese Estado. CFE y Pemex, en los hechos están en la quiebra. Las cifras más benévolas dicen que el sexenio nos costó a los mexicanos más de 3 billones de pesos o una perdida de 6.7 puntos porcentuales del PIB nacional. Sin embargo, el cálculo es apenas un asomo de lo que la realidad exhibe todos los días porque las dudas del triunfo legal de Claudia Sheinbaum pasan por el endeudamiento de 2.6 billones tan sólo en los últimos diez meses de la gestión para beneficiar a su partido electoralmente. La cifras y los números siguen creciendo!