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La fotografía, ¿pero qué necesidad?
No cuenten con nosotros
O me apoyan o no cuenten conmigo, pareciera ser la consigna de Donald Trump pero también de quienes ganaron las elecciones pasadas en México.
Es como si nos hicieran el favor de considerar a quienes pensamos diferente, a quienes vemos la política como el arte del acuerdo, del llegar a arreglos, de partir de las coincidencias para llegar a buenas relaciones que nos sirvan a todos, aunque pensemos diferente, aunque seamos diferentes y veamos la vida desde otra perspectiva.
Es como si la realidad se tuviera que amoldar a ellos. Mienten espetan a la menor provocación: ganamos y aunque no le agregan más palabras publicables dejan claro que es el tiempo de ellos y que, si pueden, se quedan con todo y nos excluyen de su país, ese que tampoco les gusta y por eso lo cambian para amoldarlo a lo que ellos ven, dicen y piensan aunque no se ajusten a la realidad.
Pemex está al borde de la quiebra pero no admiten que la ordeñaron hasta dejarla seca. Piensan que no vemos que la venta de crudo con agua y lleno de sales no es más que la consecuencia de no dejarlo almacenado, de no procesarlo para cumplir con normas internacionales del mercado aunque lo vendan barato porque tampoco le pagan a quienes les vendían los químicos y les daban servicios y hoy hasta están pensando cómo legalizar el despojo del adeudo a quienes ya no pueden o no quieren pagarles.
La semana tuvimos la noticia que se sumó al colmo de las malas noticias: piratas asaltaron dos plataformas y dejaron a dos trabajadores heridos, pero eso fue después de que en otra plataforma hicieron huelga porque la comida es un asco, mala y hasta descompuesta.
Son tiempos de canallas: háganle como quieran, no sabemos gobernar, no entendemos eso del servicio profesional de carrera pero que se vayan todos para poder meter a los nuestros, que tampoco saben pero votan por nosotros.
Y no, la narrativa no tiene que ver con Trump, sino con México que se comportan idéntico: radicales de derecha y de izquierda caminando juntos con su intolerancia a cuestas y su incapacidad exhibida en leyes y decretos que violan la constitución, pero no importa porque también se puede cambiar o, de plano, desaparecer a una Corte que no se acopla a los deseos de los radicales.
El mundo en vilo por un radical de derecha que además de ignorante es fanático religioso, México en vilo por una radical de izquierda enamorada del estatismo con anhelos de su pasado en un país que decía no le gustaba y que hoy intenta reeditar para ser ella la única voz que dicte el camino.
Y de paso continúe el saqueo que hoy, con detalle se lee en las cifras dadas a conocer por la Secretaría de Hacienda: El déficit presupuestario del sector público creció 1.6 veces en pesos constantes durante los últimos seis años (2018-2024), una carga muy pesada que dejó López Obrador a Claudia Sheinbaum, se lee en un análisis de esas cifras del matutino Reforma.
Las obras prioritarias, como el Tren Maya y los programas sociales, son el mayor peso presupuestal porque los ingresos no cubren los egresos.
Al final de 2018, López Obrador recibió de Peña Nieto un desbalance presupuestal de 640.4 mil millones de pesos; sin embargo, según lo que dice Hacienda hoy, el cierre de López Obrador le entregó a su sucesora un déficit nunca antes registrado de un billón 663 mil millones de pesos: una expansión de casi 160 por cierto en términos reales de un gobierno a otro.
La dilapidación del dinero con López Obrador contrastó con su dicho de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre: gastó hasta lo que no había y lo pidió prestado para poder hacerlo.
La diferencia entre lo que el gobierno recibe y lo que gasta es de un billón 22.8 millones de pesos. Sí, un millón de millones 22 mil 830 millones más, una cifra que todos tendremos que pagar.
Le explico, el Producto Interno Bruto del país (PIB) mide la riqueza sumando el valor de todos los bienes y servicios que genera. Ese valor en el tercer trimestre de 2024, el primero de Claudia Sheinbaum como presidenta fue de 413 mil 928 millones de Euros: 9,065,023,200,000 millones de pesos al tipo de cambio del euro de $21.9. La cifra volvería loco a cualquiera pero no a quienes saben de finanzas públicas y ya prendieron las alertas de una recesión que se aceleraría de entrar los aranceles propuestos por Trump. Es decir, una crisis no muy diferente a la del error de diciembre de 1994 o la de las hipotecas basura en 2009 o de la pandemia en 2020 a 2023.
Medido como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), el déficit de la situación financiera del sector público creció en 2.9 puntos porcentuales durante el periodo del “primer piso” de la autodenominada 4T, al pasar desde una tasa de 2.0 por ciento en 2018 hasta 4.9 por ciento del cierre de 2024, su mayor cifra desde el inicio de la serie histórica (1990).
Sólo en 2024, el déficit presupuestario se amplió en 46.7 por ciento real anual respecto al cierre del año previo, su mayor tasa de crecimiento desde 2020, año en que el Gobierno tomó medidas extraordinarias para hacer frente a los impactos por la pandemia de Covid-19.
En términos monetarios, el desbalance fiscal del sector público se expandió en 529 mil 530 millones de pesos constantes únicamente en 2024, continúa Reforma.
Analistas de HR Ratings atribuyeron el incremento del déficit presupuestario del último año a las mayores necesidades de gasto para concluir las obras prioritarias de AMLO como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico.
Para este año, la Secretaría de Hacienda estima que el déficit presupuestario se reduzca considerablemente a 3.2 por ciento como proporción del PIB, es decir, una disminución de 1.7 puntos porcentuales frente a 2024, y proyecta que se ubique por debajo de 3 por ciento, como recomiendan las organizaciones internacionales, hasta 2026.
Sin embargo, Banamex advirtió que, dados los desbalances de los principales indicadores de la postura fiscal del sector público federal al cierre de 2024, entre ellos el déficit ampliado y el presupuestario, se confirma el deterioro de las finanzas públicas, además de los distintos retos para afrontar en 2025.
“Las crecientes presiones del gasto en años previos es lo que ha ocasionado los continuos incrementos del déficit”, señaló Iván Arias, directivo del área de Estudios Económicos del banco.
El fracaso de la 4T lo vemos con claridad en la crisis del sector salud, los problemas en la producción de Pemex, en la falta de vigilancia en el Golfo que provoca la aparición de piratas, la crisis de transportistas y la ausencia de pagos de diferentes proveedores del gobierno federal para una deuda interna estimada en 16 billones 305 mil 239.7 millones de pesos, un crecimiento de dos billones 217 mil 992.1 millones de 2023.
No gobiernan para todos, pero si se gastan el dinero de todos. Así es la 4T