
Avanza un 75% atención a red carretera federal
Doscientos años se dicen mucho. Sin embargo para la línea de vida de grandes naciones nos encontramos aun en plena adolescencia. La conformación de México como un país más o menos unificado no se dio sino hasta la dictadura de Porfirio Díaz (1877-1911). Durante más de la mitad del siglo XIX el territorio se vio envuelto en enfrentamientos políticos y militares, invasiones e intervenciones internacionales. Más tarde vino la Revolución mexicana, una ruptura que marcó el inicio de la etapa contemporánea de nuestro país. Pese a que este conflicto dejo más frustraciones que promesas cumplidas. La institucionalización y gran parte de los organismos que hoy le anteceden al Estado Mexicano fueron creados producto de esta coyuntura histórica; es a partir de esto que los resultamos reflejan en cierta medida lo que somos actualmente como sociedad.
Tendríamos que buscar aquí y en los más de ochenta años del partido tricolor (PRI) el origen de varias problemáticas que hoy ciertamente como dice 4T y nuestro Huey Tlatoani, se vienen arrastrando. Sin embargo, esto no justifica que este sexenio quiera escudarse para todo en este pasado institucional truculento y aletargar acciones imperantes de nuestro día a día.
Tampoco cabe duda que gobernar a un país en medio de una pandemia y la transición partidista (con los asegunes chapulinescos que ya he mencionado en otras ocasiones), sea fácil. A ello se suma el grave problema de la corrupción. El cual no respeta clase social ni profesión; no importa que seas deportista, político, estudiante, burócrata, científico o docente.
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